El colapso del transporte público en el país es notorio. Las largas y duraderas colas que a diario realizan los venezolanos para abordar cualquier unidad que preste este servicio, bien sea subterráneo o superficial, son, a voz de los expertos, la prueba inequívoca de un desastre provocado por las fallas en las políticas en torno a este sector.

Desde hace varios meses los transportistas a nivel nacional han exigido al gobierno que se les provea de insumos y repuestos para realizar mantenimiento a las unidades. Varias han sido las protestas y paros realizados por el gremio para llamar la atención en relación a este tema que hasta el momento ha ocasionado el detenimiento de unos 22 mil autobuses, solo en la Gran Caracas.

“Más de 22 mil unidades del transporte público están paralizadas en los municipios de la Gran Caracas; un promedio de 4.900 y 5.000 unidades están prestando servicio”, denunció a principios de este noviembre el presidente de la Central Única de Autos Libres y por Puestos, José Luis Montoya, al canal de noticias Globovisión. Y estimó que en rutas extraurbanas está estancado este oficio en más de 90%.

Un reclamo similar fue realizado un par de meses atrás por el diputado a la Asamblea Nacional por la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) Simón Calzadilla. El legislador señaló a través de una nota de prensa que “todas las líneas de transporte público informan que entre el 70% y el 80% de sus unidades están sin funcionamiento” debido a que “no tienen como comprar los repuestos para reparar y hacerle el mantenimiento respectivo”.

“En los pueblos y barrios, nuestros trabajadores, estudiantes y amas de casa, pasan horas esperando transporte público”, recalcó.

Y es que en promedio un ciudadano de a pie puede durar hasta tres horas esperando por un autobús en cualquiera de las paradas del país, de acuerdo con denuncias realizadas por los propios venezolanos a través de medios de comunicación y redes sociales.


Múltiples fallas

Celia Herrera, miembro de la junta directiva de la Sociedad Venezolana de Ingeniería de Transporte y Vialidad, asevera que el servicio de transporte público nacional está en uno de los peores momentos de su historia.

Para la especialista la razón de este problema se debe a múltiples aristas relacionadas a la crisis económica que atraviesa Venezuela actualmente.

“Estamos en una situación financiera que está afectando a todos los niveles. Si bien la tarifa del transporte público superficial a los clientes les parece altas, no es suficiente para los prestatarios y difícilmente una persona puede mantener su unidad en buenas condiciones cuando no hay repuestos, no tiene acceso a insumos y cosas tan sencillas como un litro de aceite son sumamente costosos”, indica.
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A su juicio, esto provoca una disminución significativa en relación a la ya escasa “cultura de mantenimiento” en el país, que a su vez genera que “buena parte de las unidades del transporte público superficial estén paralizadas y no puedan prestar sus servicios”.

La nación ha sufrido en los últimos años las consecuencias de la recesión económica más fuerte de su historia. Una inflación de tres dígitos, la más alta del mundo, acompañada de escasez de productos de artículos de primera necesidad como alimentos y medicinas, es solo la base de la montaña de problemas que han afectado a los venezolanos desde finales de 2013.

El desabastecimiento en el mercado interno se ha hecho sentir en casi todos los sectores, incluyendo el automotriz. Según el presidente de Cámara Nacional de Comercio y Autopartes (Canidra), Giuseppe Penelope, la poca entrega de dólares por parte del gobierno generó una desaceleración en la importación de partes automotrices, que trajo como consecuencia una escasez de repuestos que se ubica entre el 45% y el 50%, reseñó el diario TalCual.

El titular de Canidra había alertado que la última vez que se había realizado una subasta de divisas para el mencionado rubro fue en 2015 y no se llevó a cabo al 100%, algo que explicaría el porqué de las cifras de la Cámara de Fabricantes de Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa) que evidencian que para finales del pasado septiembre la industria de autopartes operaba solo al 21% de su capacidad instalada, 15 puntos por debajo a los 36% registrados para el mismo período en 2016.

Los datos de este organismo sugieren que las empresas fabricantes de repuestos apenas han recibido poco más de 2.800 toneladas métricas de acero, lo que solo equivale al 4% de lo que requieren para trabajar.

Todo ello ha motivado que haya “una flota mermada prestando un servicio de mala calidad”, que recalca Herrera, se realiza con horarios muy limitados debido a la inseguridad ciudadana existente en una de las naciones más violentas de la región, según el Observatorio Venezolano de Violencia. “Si se sale a las 10 u 11 de la noche intentando tomar una unidad de transporte público prácticamente es imposible conseguir una”, dice.

“A eso hay que agregarle la anarquía que reina en las calles, la falta de control de parte del Estado en los programas de repotenciación de flotas que en otro momento tuvo la fundación Fondo Nacional de Transporte Urbano (Fontur), en donde había un seguimiento y hoy solo se trata de otorgarle unidades a dedo a una persona. No hay uniformidad, ni rigurosidad, ni coherencia, ni homogeneidad en la administración de un servicio tan importante como el transporte público”, insiste la especialista. Lo que “atenta contra la prestación de un servicio de calidad”.

Con o sin fallas en el transporte terrestre, el servicio más utilizados por los habitantes de la Gran Caracas para movilizarse es el subterráneo o Metro, cuya utilización a incrementado en los últimos años dada las carencias en su par superficial y lo económico que puede llegar a ser trasladarse en él, con una diferencia de 696 bolívares entre los 700 del pasaje mínimo en un autobús y los 4 Bs. del sistema de trenes.

Sin embargo, esto no quiere decir que este sistema esté exento de fallas. Los retrasos de los trenes, el mal estado de los vagones y la deficiencia en la estructura eléctrica en varias líneas de la institución parecen ser una constante que generan colapsos y caos en las calles de la capital.

La falta de políticas públicas y el incumplimiento de las planificaciones que se hicieron desde 1983, cuando fue inaugurado, y la falta de inversión son algunas de las causas del deterioro en el Metro, dijo el presidente del Instituto Metropolitano de Transporte, Simón Ballesteros, a la emisora Circuito Éxitos.

De allí que a la fecha más del 80% de las escaleras mecánicas en las estaciones no estén funcionando, al igual que los aires acondicionados y se genere la detención del servicio por fallas eléctricas de manera continua.

“El Metro ha tenido mala gerencia”, coincide Herrara. Se basa en que si se hereda un sistema que fue modelo en Latinoamérica, “lo lógico” es que a lo largo de los años se hubiesen realizado todas las actuaciones pertinentes para preservar lo que hay, pero además para invertir y expandir.

“La última inversión que se hizo fue cuando estuvo el ministro Haiman El Troudi, en el que venía 48 nuevos trenes con una tecnología distinta que era española y había que hacer la adecuación del sistema original francés al español. En ese ínterin, según Familia Metro, hubo un contrato muy generoso y los fondos no fueron lo suficientemente eficiente para alcanzar la compatibilización del sistema y para poner a tono a todo lo que eran las líneas existentes”, recuerda la miembro de la junta directiva de la Sociedad Venezolana de Ingeniería de Transporte y Vialidad.

Alude a la inversión de casi 400 millones de bolívares que se realizaron en 2011 y que fueron anunciados por el entonces ministro del Poder Popular para Transporte y Comunicaciones, Francisco Garcés.

Futuro de anarquía

De continuar las fallas en el transporte público venezolano y los problemas que han generado este deterioro, el futuro no es nada alentador.

“Los escenarios, de seguir las cosas como están, son de caos y anarquía total con un parque automotor envejecido y cada vez menos viajes”, puntualiza Herrera.

Subraya en que todos estos males están asociados a la economía porque el “transporte y la economía van de la mano”. “Todo lo que son insumos, bienes y servicios implica traslado”.

La especialista sostiene que para que exista un cambio en lo que se ha visto hasta ahora en este rubro se necesita de un viraje en las políticas de transporte público que sean mucho más generales e integradas, que pensara en el intercambio intermodal y en la equidad al prestar un mejor servicio de calidad y atractivo para que los usuarios puedan verlo como una opción, incluso ante la posibilidad de que tengan acceso a un vehículo particular.

“Se necesitan políticas que piensen en el ciudadano, porque naturalmente nos movilizamos a pie. Hay que pensar en el caminar, el andar, los espacios para ello y eso significa que hay toda una propuesta de políticas públicas de transporte de la Venezuela que nos imaginamos en 50 años, porque hasta ahora estamos disfrutando es de lo que dejó esa generación del Ministerio de Obras Públicas que se imaginaron un país y construyeron en grande para trascender en lo que hoy podemos disfrutar”, concluye.

Publicado por Caraota Digital
20/11/2017

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