“Si no lo atiendes, te mato” fue la frase que dijo un familiar de un paciente a un residente del complejo hospitalario Dr. José Ignacio Baldó, conocido como El Algodonal, para forzarlo a recibir sin bioseguridad a un paciente con síntomas respiratorios en malas condiciones. Solo entre el 13 y el 14 de julio, dos residentes del posgrado de Neumonología fueron agredidos y amenazados en sus guardias.
El hospital fue incluido como centro centinela para coronavirus, pero el área COVID-19 está en la maternidad Herrera Vegas. Ante el desconocimiento de este hecho, las personas llevan a los pacientes al hospital Simón Bolívar, donde carecen de equipos de protección personal, necesarios para evitar el contagio al atender y reanimar a pacientes graves.
“Llegan desesperados buscando ayuda, y como todo proceso respiratorio ahora es COVID-19 hasta que se demuestre lo contrario, los muchachos deben tener cuidado al momento de evaluar a esos pacientes, pero lamentablemente en el Bolívar no hay equipo de protección personal o bioseguridad para atender a estos pacientes, que tienes que reanimar porque llegan en malas condiciones”, dice Ana Vielma, neumonóloga y coordinadora docente del posgrado de Neumonología de El Algodonal.
No se sabe si tenían COVID-19
El primero caso de amenazas fue contra una residente: la fueron a buscar y la obligaron a ver el paciente, que estaba en malas condiciones y luego falleció.
“Probablemente era un COVID-19 pero no tenemos ninguna forma de comprobarlo porque no tenía pruebas y no se le hizo autopsia. El certificado de defunción lo firmó la dirección”, dijo Vielma, también presidenta de la Sociedad de Médicos de El Algodonal.
El segundo suceso ocurrió la tarde del 14 de julio: un residente de República Dominicana, que además es militar en su país, fue golpeado.
“Fue agarrado del cuello y obligado a atender al paciente en el piso. Lo amenazaron y le dijeron que si sacan al paciente de allí y lo trasladaban a otro centro, él tenía que montarse en la camioneta con ellos y acompañarlos. Tenemos un paciente privado de libertad, que tiene dos custodios, y los custodios fueron los que trataron de defender al doctor. El familiar les dijo ‘se quedan quietos porque sino nos echamos plomo todos’”, explicó Vielma.
El segundo paciente también falleció, pero tampoco saben si tenía COVID-19 o no. El Algodonal es solo un centro para hospitalización y no hace pruebas diagnósticas para COVID-19: no hay triaje respiratorio y todo paciente que llega al área COVID-19 de la maternidad Herrera Vegas viene ya diagnosticado de otro centro, o de los hoteles donde están en aislamiento.
El residente dominicano fue evaluado en el Hospital Militar. Tuvo secuelas musculares y le dieron seis días de reposo y analgésicos. Además fue al Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y fue evaluado por Medicina Legal. Los informes y las cartas de los médicos fueron entregados a la dirección del hospital y enviados a los superiores del residente en su país.
Los acompañantes de los fallecidos indicaron que “volverían” por los médicos, e incluso los residentes de Cirugía se ausentaron del hospital al día siguiente por temor.
El servicio de Neumonología, en comunicación con la Universidad Central de Venezuela, de donde depende el posgrado, decidió limitar los ingresos a la hospitalización y los residentes de guardia en el hospital Simón Bolívar. Ahora trabajarán hasta las 3 de la tarde, sin guardias de 24 horas, hasta que les aseguren seguridad o vigilancia ante ataques y bioseguridad.
Con estos sucesos, suman cuatro episodios de agresiones o amedrentamiento registrados en contra de médicos en menos de una semana en los estados Zulia, Bolívar y en el Distrito Capital.
Sin agua y exámenes
El área de COVID-19 de El Algodonal tiene 21 pacientes. Tenían 31, pero los jóvenes asintomáticos y sin comorbilidades fueron trasladados a un hotel para que ocho pacientes en malas condiciones pudieran ser ingresados.
La unidad de cuidados intensivos para COVID-19 posee ocho cupos: hay ocho ventiladores mecánicos. Hasta este miércoles, 15 de julio, no la habían utilizado, pues todos los pacientes en insuficiencia grave mejoraron.
El hospital padece fallas en el servicio de agua desde hace una década, por lo menos, lo que los obliga a almacenarla. Sin embargo, el problema ha empeorado durante la pandemia, pues incluso los pacientes del área COVID-19 pasaron dos semanas sin agua y tuvieron que aplicar alternativas para no ensuciar más los baños. Además, la comida que reciben los pacientes es irregular y casi no contiene proteínas.
“Llegamos al colmo de que los pacientes hacían sus necesidades urinarias en botellas de dos litros de agua y las botaban en la basura normalmente para que los baños no quedaran como quedan si no hay agua, porque se acabó toda reserva de agua”, dijo la neumonóloga Ana Vielma.
Los residentes que ingresan al área COVID-19 deben bañarse al finalizar sus turnos, pero no tienen cómo hacerlo, lo que aumenta el tiempo de exposición al virus y el riesgo de contagio.
Si no hay agua, en El Algodonal tampoco pueden hacer rayos X, pues no poseen equipos digitales y tienen que hacer el revelado de imágenes a la antigua. El equipo para electrocardiograma funciona con intermitencia, al igual que los laboratorios.
“No tenemos reactivos específicos que se deben pedir para COVID-19, como Ferritina, Dímero D o Troponina. Esas cosas que no las tenemos, no tenemos reactivos y el paciente las debe hacer por fuera, pero muchos no tienen cómo hacerla y no la hacen”, añadió.”Es muy difícil. Trabajamos ‘a ojo’. Por eso decimos que José Gregorio Hernández está en el hospital, porque hasta ahora nos sale bien”.
Con información de Efecto Cocuyo