Solo dos ascensores de un total de nueve funcionan en el principal centro pediátrico de Venezuela, el hospital JM de los Ríos en San Bernardino, Caracas. La torre de aislamiento del centro para la atención de niños, niñas y adolescentes con patologías crónicas, también designado como centinela para casos de COVID-19, sigue sin ascensor operativo, denuncian sus trabajadores.
“Arreglan los ascensores, se echan a perder o dicen que se roban las tarjetas, como todo en el hospital JM de los Ríos. Hoy algo amanece bueno y mañana está malo”, indicó a Efecto Cocuyo un especialista del centro de salud.
El funcionamiento de los ascensores no es lo único intermitente en el JM: también lo son los servicios de apoyo diagnóstico. Los ecosonogramas se realizan solo lunes, miércoles y viernes. Además, la máquina de rayos X portátil que había en el área COVID-19, el único equipo de radiografías que ha tenido el hospital en los últimos años, también se averió.
“El servicio de rayos X está temporalmente paralizado porque se dañó el equipo que tienen en el área COVID-19. De resto, la dotación de medicamentos sigue como siempre, de forma irregular, pero sí han tenido cierta atención sobre todo en el área COVID-19″, resaltó el profesional.
Asimismo, solo en el área COVID-19 tienen suficientes equipos de protección personal. “Al resto del hospital nos dan un tapabocas y ya no entregan guantes. Batas desechables no hay. Tenemos porque nos dan donativos”, agregó una doctora del centro de salud.
Desde el principio de la emergencia por el nuevo coronavirus, el hospital entregó un solo tapabocas al personal de las áreas donde no atendían a pacientes con COVID-19. “En el resto del hospital la mayoría de los médicos tienen que traer su tapabocas. A veces los entregan y a veces no, pero en el área COVID-19 sí ha estado cubierta la dotación”, añade el médico del centro pediátrico.
En paralelo, en el área de laboratorios tampoco cuentan con todos los insumos y reactivos para realizar exámenes. Los médicos explican que en el hospital solo se hacen los análisis básicos: hematologías, glicemia, urea y creatinina. Los exámenes especiales que requieren los pacientes con COVID-19 los realizan en otros centros de salud.
Pocos intensivistas
La terapia intensiva del hospital JM de los Ríos sigue cerrada desde febrero. Su espacio, donde quedaban solo dos camas operativas de un total de 11, fue ocupado por el servicio de Emergencia luego de la constitución del área COVID-19, que se instaló en la emergencia y el triaje de consulta externa. A pesar de ello, los especialistas siguen acudiendo al hospital para no dejar desasistidos a los pacientes.
“Nos ha tocado ayudar en el área COVID-19 cuando hay pacientes delicados o graves, inclusive tenemos habilitados dos ventiladores mecánicos, uno en el área de sospechosos y una cama con un ventilador mecánico en el área de confirmados. Pero es mucho estrés para nosotros porque no estamos completos. Nuestra preocupación es que llegue un paciente grave y no haya intensivistas, porque estamos incompletos”, indicó uno de los médicos del servicio.
Reapertura de consultas
El personal del servicio de Nefrología también ha tenido que apoyar en el área COVID-19 del hospital JM de los Ríos con interconsultas. “Hemos dializado pacientes que lo han requerido”, resaltó una trabajadora del servicio que atiende a niños con enfermedades renales.
En Nefrología la atención continúa restringida, pero la hemodiálisis no ha parado. “No estamos atendiendo consultas externas pero sí todo aquello que consideramos debe ser evaluado, tanto en pacientes conocidos como nuevos”, expresó una trabajadora del área.
A pesar de las fallas, los médicos aseguran que todo el hospital se ha organizado mejor a partir de la contingencia nacional por la llegada del nuevo coronavirus. El personal del servicio de Nefrología asegura que incluso están planificando la reapertura de la consulta externa.
Para finales de agosto, la mayoría de los pacientes sospechosos de tener COVID-19 y los confirmados eran en su mayoría asintomáticos. Además, tras las múltiples exigencia de mejores condiciones de parte de la Sociedad de Médicos, el hospital pudo instalar tres plantas eléctricas y el servicio de agua ya no falla en el área de COVID-19. Además se entrenó al personal para atender al grupo de pacientes con la nueva enfermedad.
Con información de Efecto Cocuyo