Las circunstancias que condujeron a los apagones de 2019 en Venezuela no se han superado. El sistema eléctrico continúa frágil y suma averías, aseguran expertos.
La noche del lunes 6 de julio un fuerte bajón de luz, seguido de cortes del servicio en varios estados del país, removió recuerdos de la crisis del año pasado.
En Caracas, usuarios de las redes sociales reportaron ver un destello en el cerro El Ávila. Una explosión.
De acuerdo a la información extraoficial que maneja la Asociación Venezolana de Ingenieros Eléctricos, Mecánicos y Profesiones Afines (Aviem) esa noche hubo una falla en un tendido eléctrico ubicado a la altura de Sebucán y que forma parte del anillo de Caracas.
Específicamente en una estructura, “en la que confluyen líneas eléctricas aéreas y desde allí parten cables subterráneos en 230 kV para alimentar la subestación Convento. Se presume que allí sucedió la falla”, dijo uno de sus miembros.
La avería ocasionó que se desconectaran unidades de generación en las plantas Barcazas, Tacoa, Picure y otras subiendo hacia Los Teques como la planta José María España. También resultaron afectadas las centrales térmicas La Raisa e India Urquía en Los Valles del Tuy y La Raiza.
Falla en simultáneo
La fuente, que prefirió mantener su nombre en reserva, explicó que en simultáneo se desconectó una de las líneas del sistema 765 kV que alimentan las subestaciones San Gerónimo y La Arenosa. “Y arrastró el sistema 400, causando la salida de la planta Centro a La Arenosa, de la subestación Yaracuy y tuvo un efecto cascada”.
Los dos eventos habrían estado relacionados. “Creemos que estuvieron conectadas, una arrastró a la otra”, dijo aunque desconocen cuál afectó a cuál.
Ese 6 de julio, a las 10:00 p. m., la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) solo alcanzó a decir que hubo “un evento” en el sistema eléctrico que estaba afectando el suministro “en algunas zonas de nuestra Capital y los estados de Centroccidente“.
Tras 50 minutos indicaron que “gracias al rápido accionar por parte del personal operativo”, habían logrado recuperar “más del 90 % de las cargas afectadas” en Distrito Capital.
A la afectación en la región suroccidental del país —que incluye los Andes, Barinas, Alto Apure y el sur del Lago de Maracaibo— se suma la salida de servicio de la recientemente reactivada Central Hidroeléctrica Fabricio Ojeda (La Vueltosa).
“Son aproximadamente 220 MW que pierde la región. Significa un incremento brutal de los racionamientos allí, porque la capacidad ahora fuera de servicio representa mas de un tercio de la demanda”, dijo el ingeniero eléctrico que conversó con Efecto Cocuyo.
Sistema semioperativo
El experto insistió en que en la actualidad Corpoelec no tiene capacidad de respuesta para atender la situación de emergencia que se atraviesa. Esto, en cuanto a equipos y recurso humano.
Aviem estima que de unos 45.000 trabajadores que llegó a tener la corporación, en la actualidad cuentan con unos 12 mil empleados, de los cuales escasamente de 2.000 a 3.000 son técnicos especializados.
El especialista advirtió que por esta razón Corpoelec cayó en una semioperatividad. Explicó que cuando ocurren esas fallas la respuesta será más o menos rápida de acuerdo a la configuración del sistema eléctrico en el momento, pero además, a veces les toca a los técnicos ir personalmente a reactivar una subestación “y eso toma tiempo”.
A esto se suma la falta de generación local de energía para atender ciudades como Caracas o Maracaibo (en el estado Zulia). “Esto implica una mayor dificultad para sincronizar la alimentación eléctrica que viene del bajo Caroní porque se hace casi en manual”.
Añadió que “la situación del 2019 no se ha superado, persiste y se ha profundizado fragilidad del sistema. Han incrementado el numero de fallas de transmisión y distribución”. Además, reiteró que los equipos son viejos,” están golpeados y si se le sigue dando matraca es como una lámina que tiene una fisura y se le golpea contra el piso, nunca se sabe cuando esa fisura se va a abrir”.
Con información de Efecto Cocuyo