Las cárceles y centros de detención preventiva del país tienen en total la capacidad de albergar a 19 mil privados de libertad pero, de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), en 2017 alcanzó los 57 mil 96 reclusos. En su informe anual presentado este 17 de mayo, aseguran que esta diferencia de más de 38 mil personas por sobrepoblación representa un hacinamiento de 161%.

Es en siete centros penitenciarios en particular donde se vive el mayor hacinamiento: Tocorón, Tocuyito, Puente Ayala, Guanare, La Pica, Uribana y Coro. Juntos, tienen la capacidad de albergar a 6 mil 300 presos, pero la ONG reportó que el realidad hay 30 mil 790, un 54% del total de la población reclusa del país.

Las principales causas del hacinamiento son: retardo procesal, reformas del Código Orgánico Procesal Penal, falta de construcción de nuevos centros y uso de las prisiones como método casi exclusivo de sanción.

Humberto Prado, director del OVP, sentenció que además de los problemas mencionados “el funcionamiento de las cárceles se ve severamente afectado por el deterioro de las edificaciones, ausencia de una clasificación de presos, carencia de servicios básicos indispensables, posesión de armas y drogas por parte de la población reclusa, escaso número de funcionarios penitenciarios con poca o ninguna formación en el área”, a lo que añadió que la ministra de Servicios Penitenciarios, Iris Valera, prefiere ignorar sus recomendaciones.

Atención precaria a la salud
Una de las consecuencias de la sobrepoblación y del deterioro de las prisiones en general, es el pésimo servicio de atención para la salud, que en algunos casos no se recibe o no se da de forma oportuna. Sobre esto, las Reglas Mandela establecen que los privados de libertad deben gozar de atención médica gratuita, oportuna y de calidad.

Según lo reflejado en el informe, la escabiosis, tuberculosis, VIH, enfermedades respiratorias y enfermedades ginecológicas múltiples constituyen los principales problemas de salud de los privados de libertad. Se aseguró que, al menos, 28 presos perdieron la vida durante el año pasado por causa de enfermedades como la tuberculosis o asociadas a la desnutrición.

La violencia toma el control de los penales
El hacinamiento y el personal insuficiente o poco formado deja a los reclusos a merced de la violencia, denuncia el OVP, bien sea propiciada por los otros reos o los funcionarios encargados de garantizar el orden y la seguridad. Durante 2017, murieron 143 privados de libertad y otros 120 resultaron heridos.

Desde 1999 han muerto dentro de las prisiones 6 mil 897 personas y 16 mil 805 han resultado heridos. Tanto en las cárceles como fuera de ellas, se mantiene la política represiva del Estado como principal método para atender la violencia.

Alimentados con menos de 15 mil bolívares diarios
La cifra compartida de 28 muertos por tuberculosis o con signos de desnutrición, también resalta la atención sobre la alimentación de los reclusos. Prado aseguró que tanto mujeres como hombres realizan una sola comida al día en los penales, “debido a la ineficiencia del Estado en garantizar el acceso a la misma, así como a las dificultades de los familiares para llevarles alimentos”.

El presupuesto asignado durante el 2017 por el Ministerio del Poder Popular para el Servicio Penitenciario resulta insuficiente para darles una buena alimentación, especificó el Observatorio. Entre la asignación inicial y los créditos adicionales otorgados durante el año pasado, la cifra para alimentos y bebidas alcanzó casi los 300 mil millones de bolívares (Bs. 294.340.182.927 para ser exactos).

Por muy alta que parezca ser esta cifra, para una población de 57 mil 96 reclusos, representa que para la alimentación de cada uno fueron destinados 5 millones 155 mil 180 bolívares; es decir, 14.124 bolívares diarios, con los que al 9 de diciembre de 2017 no alcanzaba para comprar tres huevos. Para el OVP fue un monto “irrisorio”.

Publicado por Efecto Cocuyo
17/05/2018

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