Creer que los venezolanos en 2017 piensan igual que en 1998, es no entender que el país en pleno cambió. La corrupción, el hambre, la inseguridad, el doble discurso, la mentira, el desastre económico y en definitiva una crisis humanitaria que no cabe dentro del país, son el claro ejemplo de que Venezuela es otra.
El régimen de Nicolás Maduro sabe que ya no tiene enfrente a una masa obediente y sumisa, por eso se empeña en buscar miles de artimañas para tratar de sembrar la desesperanza y la incertidumbre con el único fin de que el pueblo no asista a las elecciones regionales, que luego de 10 meses de atraso por fin tienen fecha y que se logró gracias a las protestas de miles de venezolanos en las calles.
En su afán por mantener el poder, los corruptos intentarán impedir ser desplazados de las gobernaciones a como dé lugar, eso lo podemos esperar, pero no podemos ser los venezolanos que queremos un cambio en el país los que les dejemos el camino libre para hacerse de las 23 gobernaciones.
Los conocemos, sabemos como actúan y de lo que son capaces de hacer. Sabiendo todo esto podemos organizarnos y luchar frente a un régimen que ha mostrado todos sus tentáculos dictatoriales. Pero para eso necesitamos estar unidos, unidos como estuvimos en las parlamentarias y que significó una victoria abrumadora de la democracia frente al narcogobierno. Pudimos hacerlo en las últimas elecciones de 2015 y podemos volver a hacerlo si estamos juntos en esta lucha.
La abstención no es una opción, porque estaríamos dándoles las gobernaciones en bandeja de plata. Frente a gobernadores corruptos, violadores de derechos humanos, que avalan la política económica de Maduro, cómplices de la escasez de medicinas y del alto costo de la vida, sería injustificable despreciar la posibilidad de desplazarlos y tener espacios que ya perdimos por no ir votar. Nos corresponde enfrentar unidos este 15 de octubre a quienes destruyeron a nuestra Venezuela.
Ya tenemos candidatos unitarios en todo el país, en una muestra de total democracia y libertad, los venezolanos tuvimos la opción de elegir a quienes queremos sean la cabeza de la lucha desde los estados. Muchos que no fueron a votar en las primarias preferían que ganara otro candidato, ese es un claro ejemplo de por qué hay que ir a votar el 15 de octubre, para tener la mayor cantidad de gobernaciones que nos permitan desde esos espacios de gobierno hacer frente a un régimen que cada vez se vuelve más autoritario, pero que cada vez estamos más cerca de cambiarlos.
En Miranda nuestro candidato es Carlos Ocariz. Estamos seguros que el pueblo de nuestro amado estado acompañará a Carlos en este camino hacia la continuidad de una política de igualdades, sin ningún tipo de discriminación.
Si oyen los discursos de los que son candidatos del gobierno sabrán que ellos no creen en las gobernaciones, el candidato del Psuv a Miranda siendo ministro de educación jamás cumplió con los compromisos adquiridos con los docentes de la Gobernación. Ellos apuestan a un Estado centralizado que lo controle todo, por eso es importante tener Gobernaciones en manos de demócratas que defiendan los derechos de sus estados y que faciliten un cambio de modelo para el país completo.
El mundo entero ya sabe las mentiras del discurso oficial de todos estos años de retroceso institucional, democrático, económico, en salud y alimentación, en seguridad y criminalidad, por eso están cada vez más cercados y con serias dificultades para conseguir el apoyo financiero internacional que los mantenga un tiempo más a flote. No en balde ahora vuelven hablar de diálogo y negociación. La verdad es que el gobierno asistió a República Dominicana no por vocación democrática, sino porque tiene el sol en la espalda.
El miedo exacerbado de la dictadura y sus enchufados por las sanciones internaciones va en aumento. Son varios los gobiernos que ya consideran a Venezuela como un “estado fallido” ante la penetración criminal en diferentes áreas gubernamentales. Incluso todo parece indicar que las sanciones de la Comunidad Europea contra el gobierno están a la vuelta de la esquina. Igualmente, el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, continúa realizando acciones para lograr la ayuda humanitaria ante la crisis de alimentación y salud que Maduro no quiere reconocer.
Maduro está parado frente a una bomba de tiempo. La situación de caja del gobierno es tan seria que la única forma que pague a los acreedores internacionales es en detrimento de las importaciones, pero el verdadero problema es cómo hará en 2018. Los expertos en el tema económico dicen con certeza que el default es inevitable. Tras la implantación de un modelo económico errado, la cesación de pagos es el único resultado posible. La deuda de 2018 quedará fuera de la capacidad del gobierno.
Para resolver la crisis hace falta tomar las medidas correctas para sanear la economía, pero el gobierno sigue empeñado en una política marcada por controles de divisas y subsidios plagados de corrupción. Lo correcto sería cambiar todo ese aparato arcaico e incentivar la producción nacional. Mientras eso no se haga seguiremos sumidos en una crisis económica sin precedentes y que tiene como característica fundamental la inflación más alta del planeta.
La inmensa mayoría de los venezolanos depende de un ingreso fijo que no crece o varía al mismo ritmo que los precios. Bajo este escenario el regreso a clases de primaria pautado para mañana lunes será todo un reto para los padres, puesto que algunos implementos de la lista de útiles registraron un alza de casi 1.800%. Sin hablar del costo de los uniformes y del calzado. Muy compleja la situación, cuando la prioridad es llevar algo de comida a la casa, y como resultado del hambre sabemos que miles de niños abandonarán la escuela.
Todas estas son razones para seguir luchando. El país no le pertenece a un grupito que quiere hacerse millonario a costa del hambre del pueblo. Nuestra Venezuela es de cada uno de nosotros, de los que nacimos en esta Tierra de Gracia que nos ha visto crecer con tropiezos pero siempre dispuestos a seguir caminando en ella, y de los que la escogieron como su segunda tierra para hacer familia, porque eso es nuestra Venezuela, el país de las maravillas que permitió que miles de europeos y latinoamericanos encontraran en ella un nuevo hogar y nos permitieran ser lo que somos hoy, un país de mezclas y hermandad que nos hace únicos en el mundo. Esa Venezuela está ahí y entre todos la tenemos que recuperar, está en nuestras manos, y el 15 de octubre es otro paso más en esta lucha por el rescate definitivo de nuestra Venezuela.
¡Qué Dios bendiga a los venezolanos y cubra de luz a todos los niños y jóvenes que hoy sus estudios se ven cuesta arriba!