Venezuela está indefensa ante la mordedura de animales venenosos. De acuerdo a los reportes que llegan desde todas partes del país en estos momentos los hospitales presentan un déficit del 80% en cuanto a la dotación de sueros antiofídicos. Luis Contreras, capitán del Cuerpo de Bomberos del Instituto Nacional de los Espacios Acuáticos (INEA), ha denunciado esta situación en reiteradas ocasiones; alertando que en el país no hay producción necesaria para abastecer hospitales y ambulatorios.
«La situación es delicada. En estos momentos muchos hospitales del país están sin dotación de suero antiofídico y eso es algo muy delicado. Ya lo vimos hace poco en Valera cuando una persona murió porque lo picó una serpiente y la familia no encontró el tratamiento», decía Contreras en conversación telefónica con el diario LA PRENSA.
La escasez de suero antiofídico no es algo nuevo; sin embargo, en los últimos tres meses esta situación se ha agudizado, pues el cierre de fronteras con Colombia y Brasil limita la entrega de donaciones. «Desde hace mucho tiempo el suero antiofídico se consigue porque lo da en otros países. Las universidades como la UCV dejaron de producirlo desde hace mucho», señalaba el doctor Ruy Medina, exdirector sectorial de Salud en el estado Lara.
La falta de tratamiento para mordeduras es tan evidente que, según reportan en las redes sociales, en hospitales como el Luis Razetti del estado Barinas (centro médico que al estar en zona llanera debería ser priorizado) está sin suero antiofídico.
Esta situación quedó plasmada este domingo, cuando, a través de redes sociales como Twitter, la familia empezó a pedir ayuda para poder atender al señor Javier Valderrama, hombre que había sido mordido por una mapanare.
Al final, y según reportaron los usuarios de redes sociales, el joven recibió su tratamiento porque alguien lo compró desde Caracas. Lo insólito es que el frasco de antídoto costó 100 dólares una cantidad que es inaccesible para muchos.
Con información de La Prensa de Lara