El límite máximo de una tarjeta de crédito en el país continúa siendo bastante precario, al punto que los economistas señalan que este solo permite al consumidor hacer gastos triviales.

Para el economista José Manuel Puente “mientras en el territorio nacional la capacidad de crédito a través de estas herramientas financieras oscila entre $20 y $25, en la región varía entre $800 y $1000”.

Explicó que los bancos no tienen dinero para prestar y “obviamente están restringiendo el crédito al consumo vía tarjeta de crédito. Es el problema de la restricción de liquidez en el sistema bancario y del encaje legal que ha frenado la cantidad de recursos de la banca”.

Destacó que aún en hiperinflación se pueden conseguir tarjetas de crédito en las que los cuentahabientes están pagando entre 25% y 30%. “Eso está muy por debajo de la tasa de inflación. En términos reales los bancos están perdiendo mucho dinero prestando plata con tarjetas de crédito, razón para restringir lo máximo posible cualquier consumo con plástico porque implica pérdidas para la banca”.

Con respecto a la renovación de las tarjetas y la situación en la que se encuentra la banca, Puente indicó que “si esto sigue así, las tarjetas de crédito van a desaparecer porque ya no existe posibilidad de dar crédito y todo el mundo tendrá que pagar con tarjetas de débito, con el dinero que tenga en su cuenta y esa es la tendencia”.

Puente indicó que el problema central no es el consumo que ha bajado como consecuencia de la caída del ingreso del venezolano, “el problema de fondo con las tarjetas de crédito es que los bancos con la restricción de liquidez que tienen en este momento están dando cupos muy bajos para las tarjetas.Una tarjeta black, que es la de máximo nivel de un banco, puede tener un límite máximo de Bs 400 mil o 500 mil, es decir, $20 de límite, eso no permite ni siquiera hacer el pago de un restaurante para dos personas, mucho menos un boleto aéreo“.

Insistió en que “el problema de fondo está en las restricciones de liquidez que tiene la banca, por lo que no ha podido adecuar los límites de tarjetas de crédito a los parámetros internacionales promedio en América Latina de $500 o $1000 por tarjeta”.

Puente estima que el consumo con tarjetas de crédito “tuvo que haber bajado a prácticamente cero porque ha habido una caída de consumo en los hogares debido a seis años de recesión, al proceso de hiperinflación y devaluación del tipo de cambio que ha hecho que el salario real de los venezolanos sea el más bajo de los últimos 50 años, lo que permite patrones de consumo muy bajos”.

Indicó que de acuerdo con los componentes de la demanda agregada que publica el BCV, “uno de ellos es el consumo privado y tiene seis años consecutivos cayendo”.

Por su parte, el economista Francisco Faraco señaló que “las tarjetas de crédito no sirven porque no se puede comprar nada con eso, todas tienen un límite muy bajo que no da ni para un refresco”.

Precisó que «los bancos no han querido mover los límites porque les crea una contingencia con el encaje legal que no pueden manejar», ya demás resaltó que actualmente el límite de crédito más alto es de Bs 700 mil.

Agregó que «los bancos no pueden aumentar el límite de financiamiento porque la tarjeta de crédito es como una chequera contra el banco, y el tenedor la usa a su criterio, dentro del límite».

Añadió que «el tenedor la usa y el banco es el que paga las consecuencias por culpa de la situación».

Con respecto al aumento del financiamiento del plástico aseveró que «siempre ha sido a discreción del banco el límite de crédito. Hoy en día eso está limitado por el encaje marginal».

Faraco afirmó que en los comercios las aceptan, pero “con el tiempo podrían desaparecer porque como no tienen mayor utilidad la gente las va dejando y no las renueva, las desecha».

Con información de 2001

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