Desde la tarde del miércoles 7 de julio las bandas delincuenciales que operan en la Cota 905, El Cementerio, El Valle y La Vega mantienen en vilo a los habitantes de estas zonas tras iniciar tiroteos que han dejado más de cinco muertos y diez heridos, según datos extraoficiales
Luisa Quintero | Luna Perdomo
Las heridas provocadas en un enfrentamiento con la policía al “Loco Leo”, como se conoce al líder de la banda El 70 que maneja la zona de El Valle, desató el poder de fuego de la megabanda liderada por Carlos Luis Revete, alias “el Coqui/Koki”, que mantiene el control en la Cota 905 y los alrededores al aliarse con otras organizaciones criminales y extender sus actividades delictivas en gran parte del oeste de Caracas y el estado Miranda.
Desde la tarde del 7 de julio y hasta el mediodía del jueves 8, la balacera ha dejado cinco muertos y al menos 15 heridos, según reportes de medios de comunicación. Las autoridades venezolanas, en voz de la ministra de Interior Carmen Meléndez, anunciaron un nuevo operativo de seguridad que se extiende a cinco parroquias de Caracas (La Vega, San Juan, Santa Rosalía, El Paraíso y El Valle) para “rescatar el control absoluto” de estas zonas.
Los últimos enfrentamientos entre cuerpos policiales y bandas armadas ocurrieron en La Vega desde el 12 al 14 de junio, para atrapar a alias “el Mayeya”, que se habría aliado con la megabanda de la Cota 905 desde diciembre de 2020. Juntos sumaron 16 horas.
El último tiroteo que inició en la Cota 905 y se extendió a El Valle, El Cementerio, El Paraíso y Quinta Crespo ya lleva más de 18 horas de balas de calibres medio y alto, algunos presumiblemente de FAL, todos por parte de “el Coqui”, Garbis Ochoa, conocido como “el Garbis”, y Carlos Alfredo Calderón Martínez, apodado “el Vampi”.
Con altavoz en mano y golpeando las puertas de las casas en la mañana del jueves 8, los delincuentes de la Cota 905 anunciaban que “nadie entra, nadie sale. Todo el mundo encerrado y quieto”.
Desbordados los precedentes delictivos
María, una habitante de la Cota 905 que pidió resguardar su identidad, lo resume de esta forma: “Hay mucho nervio, antes no me asustaba pero hoy sí”. Le tocó junto a sus tíos y primos encerrarse en los cuartos de su casa, mientras los delincuentes disparaban hacia los edificios de El Paraíso.
“Dormimos hasta las cuatro de la mañana que volvieron a comenzar los tiros y explosiones (…) A la policía siempre le decían que se retiraran y dejaran a los chicos malos tranquilos, pero ahora sí quieren meterse después que fue el mismo Gobierno quien los armó, exponiendo a muchos que somos inocentes”, afirma María.
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Con información de Tal Cual