Para el dirigente de la Futpv, el holding petrolero estatal desarrolla una especie de genocidio contra los empleados de la industria. Afirma que en los últimos 45 días han fallecido 50 trabajadores por falta de atención médica, y que la poca que reciben es de compañeros que hacen colectas para poder comprar medicamentos. El gremialista señala que desde hace tiempo el Ministerio de Ecosocialismo (ambiente) no inspecciona las instalaciones de Pdvsa.
“Todos los trabajadores petroleros están enfermos, sin excepción. Los trabajadores están expuestos a la contaminación de los gases tóxicos que emanan del petróleo en sus diferentes fases, cruda, vapor y refinación, y en cada una de esas fases se producen elementos tóxicos diferentes. Los trabajadores de la industria están condenados a muerte”.
La afirmación pertenece a Eudis Girot, dirigente de la Futpv, quien declaró durante la concentración que realizaron este martes en Lechería (novena en general), a las puertas de la empresa de capital mixto chino-venezolano Petrolera Sinovensa, como parte de las protestas que realizan para exigir la restauración del Sicoprosa y el pago de beneficios laborales.
El dirigente relató que en los últimos 45 días han fallecido 50 empleados del holding estatal por múltiples causas, y ninguna de ellas, según el sindicalista, ha sido atendida en los centros de salud privados a los que acostumbraban acudir los trabajadores petroleros cuando el Sicoprosa (Sistema Contributivo para la Protección de la Salud) funcionaba.
Las últimas dos víctimas fueron empleados de Petrolera Sinovensa: Nelson Goitia, que desempeñaba labores en el mejorador del Complejo Criogénico de Jose, en Anzoátegui, y Franklin Ruiz, que laboraba en el campo Morichal de Monagas.
Compañeros de Goitia presentes en la manifestación contaron que el “ruleteo”, la falta de atención y la poca disposición de la empresa a asumir los gastos médicos condujeron a Goitia a una muerte indecente en el hospital Luis Razetti de Barcelona.
A Goitia lo ruletearon por toda la ciudad y lo tiraron como un perro en el Razetti (hospital). La única ayuda que recibió fue la de sus compañeros, que hicieron una colecta para poder conseguir las pocas medicinas que pudo ingerir y una bombona de oxígeno; la empresa se desentendió de él. Al compañero Franklin (Ruiz) le dio un dolor fuerte en el pecho trabajando y no hubo cómo trasladarlo de urgencia desde el campo Morichal, y cuando se consiguió el traslado, llegó sin signos vitales al hospital de Maturín”, dijo Girot.
Según los manifestantes, las muertes de estos trabajadores fueron diagnosticadas como COVID-19, patología que ellos rechazaron de plano.
Contaminación en la industria
Con números en mano y sin temor a recibir represalias, el sindicalista calificó la situación de salud como “un genocidio contra los trabajadores petroleros”.
Doce trabajadores muertos en el Taller Central La Salina de Pdvsa en Maracaibo, 22 en la zona norte de Anzoátegui, cinco en Anaco, tres en Falcón, dos en Carabobo, dos en Sucre y cuatro en Monagas es la cifra de muertes en poco más de mes y medio que ofreció Girot.
Por sus características, la zona norte de Anzoátegui merece una atención especial. De acuerdo con el gremialista, por su condición de vientos alisios, es la más propensa a sufrir contaminación por la industria petrolera, y vaya si lo es.
Cuando se entra desde el estado Sucre, lo primero que recibe al visitante son las lagunas de lastre de la refinería El Chaure, en Guanta, y la emanación de gases de la refinería de Puerto La Cruz. En el muelle de Guaraguao cada buque tanquero que llega a cargar debe realizar el llamado venteo de los tanques de almacenamiento, cuestión que deja en el aire gases altamente contaminantes, y a los ciudadanos que salen de la ciudad los espera toda la emanación de gases que se produce en el complejo de Jose.
“Los trabajadores cuando están en su área de trabajo están en un área contaminada con gases de hidrocarburos. Cuando tú entras en un área petrolera estás entrando en un espacio sumido en gases tóxicos provenientes de los hidratos de carbono, y cuando entran en el proceso refinatorio emanan benceno, tolueno, plomo, azufre, cadmio, etc., y todo eso lo absorbe el trabajador. Todo empleado de patio tiene como mínimo problemas respiratorios, porque esos gases rompen las vías respiratorias, y la empresa no da equipos para la protección, pese a ser ley y norma internacional”, sostuvo Girot.
Girot indicó que el ahora ministro de Ecosocialismo se ha desentendido de las inspecciones que debe realizar a la industria y, por el contrario, hace mutis a todas las denuncias realizadas en materia ambiental.
Pdvsa es un Estado dentro del Estado. Es un monstruo y nadie se atreve a llevar la contraria. Hace siglos que el Ministerio del Ambiente no inspecciona las instalaciones y, como consecuencia, los trabajadores están muriendo y tenemos ciudades contaminadas. Lo que les sucede a nuestros trabajadores no solo repercute en ellos, sino en sus familias. Tenemos una información según la cual 80 % de los niños autistas de la zona norte de Anzoátegui son hijos de trabajadores petroleros; el índice de abortos en la industria es elevado, porque nuestras mujeres están contaminadas. Esto es un genocidio”, dijo.
Sostuvo que si los trabajadores petroleros ya estaban contaminados, ahora con la llegada de la COVID-19 la situación ha empeorado, pues si a uno de ellos le diagnostican coronavirus, es prácticamente su sentencia de muerte, porque todo su sistema inmunológico es inexistente.
Gasolina acaparada
Girot afirmó que el pasado jueves arribó a Anzoátegui el buque Negra Hipólita con 30.000 barriles de gasolina a la refinería de Puerto La Cruz, pero esta aún no ha sido despachada a las estaciones de servicio y la tienen acaparada en los tanques del complejo portocruzano.
“La producción de gasolina es casi que nula en el país. Esa gasolina que llegó el pasado fin de semana no se ha distribuido porque el gerente de refinación, Julio Gamboa, y un contratista de apellido Cipriani tienen el control y la están ‘bachaqueando’ a tres dólares el litro. El que quiere gasolina que busque a Gamboa y Cipriani, que son los que tienen el control en Anzoátegui”, sentenció.
El dirigente afirmó: “Las mafias que controlan la gasolina en Anzoátegui utilizan la estación de servicio que está ubicada en la refinería de Puerto La Cruz para surtir a sus ‘amigos’; hay listas de carros que entran allá con la autorización de Julio Gamboa”.
Y mientras en los grupos de WhatsApp los conductores preguntan por gasolina, empleados de las llamadas bombas de gasolina indicaron al equipo de Crónica.Uno que no saben cuándo les despacharán, por lo que se mantienen a la expectativa y acuden a sus lugares de trabajo a cumplir horario.
Con información de Crónica Uno