Con un salario mínimo de dos dólares mensuales -el más bajo del mundo- que no sirve ni para comprar un almuerzo en la calle, y con sindicalistas perseguidos e incluso presos por exigir mejoras salariales y reivindicaciones laborales, la clase obrera venezolana no tuvo nada que celebrar este 1º de mayo de 2020, Día Internacional del Trabajador.

A partir de este mes entró en vigencia el nuevo salario mínimo de 400.000 bolívares que Nicolás Maduro aprobó para «proteger» a los trabajadores en medio de la cuarentena por el coronavirus, que tiene a millones de venezolanos sin poder rebuscarse para subsistir en un país donde los precios de bienes y servicios se dispararon 124% en el primer trimestre del año. Un salario que hoy equivale a 2,2 dólares mensuales o 13 huevos. Diariamente son 0,07 dólares, muy por debajo del umbral de pobreza establecido por el Banco Mundial (1,90 dólares diarios).

Con esto, afirman las centrales sindicales CGT, Unete y Codesa, el «régimen hambreador» deja muy claro que «su estrategia política es profundizar la esclavización de la clase trabajadora», cuando el costo de la canasta alimentaria se remonta en 68 millones de bolívares, unos 340 dólares, de acuerdo con las proyecciones del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM) para este mes de abril.

El aumento salarial de 250.000 a 400.000 bolívares es el segundo ajuste en lo que va de año y el trigésimo desde que Maduro llegó al poder en 2013, cuando el salario mínimo era de 85 dólares y alcanzaba para cubrir 41,2% de la canasta alimentaria. Hoy solo sirve para comerse una arepa viuda, sin relleno. El kilo de harina de maíz precocida cuesta 200.000 bolívares y el queso ronda los 500.000 el kilo.

«En este primero de mayo el ingreso mínimo mensual (salario más bono) ronda los 4 dólares, de seguro el peor de todo el planeta, y la pensión incluso es menor y no alcanza a los jubilados ni para comprar las infaltables medicinas», expresa en un comunicado la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV).

Un profundo retroceso

En los siete años de gestión, Maduro no solo se ha encargado de eliminar el salario, también los sindicatos, los contratos colectivos, la seguridad social, la formación profesional y el dialogo tripartito.

«Maduro ha significado un profundo retroceso para la clase trabajadora venezolana», afirma Froilán Barrios, coordinador nacional del Frente Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess). «Incluso el retroceso más intenso de cualquier época, ya que su gestión se ha enfilado a destruir las instituciones laborales que durante ocho décadas construyeron pacientemente los trabajadores».

Sindicalistas denuncian que Maduro también se ha encargado de criminalizar la función sindical al reprimir, hostigar e incluso encarcelar a trabajadores y sindicalistas como castigo por «defender conquistas laborales y contractuales o por exigir condiciones seguras para trabajar», entre ellos Rubén González, condenado a 5 años y 9 meses de cárcel por un Tribunal Militar, quien el pasado 29 de abril cumplió 17 meses preso en La Pica.

Con información de Tal Cuál

Ir a la barra de herramientas