Estas labores tradicionales eran bien remuneradas hasta hace algunos meses, pero el avance agigantado de la inflación y de la escasez de materiales, insumos y materias primas ha hecho de estos trabajos informales un negocio que dejó de ser rentable y ni siquiera da para sobrevivir.
Antonio García tiene más de tres décadas trabajando por su cuenta. Levantó a sus cuatro hijos con los ingresos que percibía como electricista, pero ahora apenas gana “para el diario”. Contó que de tener dos o tres trabajos entre medianos y grandes por semana, ahora hace dos pequeños al mes.
Lo llaman para trabajos menores como instalar lámparas o cambiar breakers, pero trabajos grandes no salen casi por la falta de materiales. “Me gano entre 1.500 y 2.500 bolívares por instalación pero con eso no se vive hoy en día. El año pasado cobraba 400 o 600 bolívares y me alcanzaban para más”. Cuando le piden un presupuesto por trabajo, da el costo de la mano de obra y la lista de materiales.
“Ahora todo está escaso o los precios están por las nubes y por eso se caen los trabajos. A los clientes les pido que busquen ellos los materiales y cuando los tienen cuadramos el día, pero siempre les falta algo o hay que inventar un sustituto”.
Según García muchos de los interruptores, toma corriente y breakers que hay en el mercado son chinos, de muy mala calidad y cuestan el triple que el año pasado. Tampoco se consiguen cables de 8, 14 o 16 pulgadas o para corriente de 220 voltios y menos los tubos fluorescentes. Hasta los bombillos están escasos, dijo, o excesivamente caros.
“Si los clientes encuentran los materiales, como son muy caros desisten del arreglo”, aseguró
García también trabaja como plomero con su hijo Manuel para “sobrevivir”. Lo que más le piden es el destape de tuberías. Cobra 3.000 bolívares por punto o 2.500 cada uno sin son más de tres. El año pasado pedía por ese trabajo 1.500 bolívares.
A Manuel le gusta la albañilería y de vez en cuando le sale “un trabajito”. Contó que el problema es que el cemento y la cabilla están escasos y tarda mucho para concluir una remodelación y para que le paguen. “El año pasado podía ganarme 40.000 bolívares en un mes y ahora me gano eso en dos. Así no rinde”, afirmó.
– Un ojo de la cara –
Grisel Montoya era repostera y hasta llegó a tener una vitrina en un centro comercial del este de Caracas en la que vendía sus tortas. Recordó que en 2013 el pedazo de pastel artesanal marmoleada, de zanahoria o cubierta de chocolate, arequipe o piña, lo ofrecía en 15 bolívares y la torta completa entre 800 y 1.500 bolívares. En aquel entonces preparaba hasta 20 tortas por semana.
En 2015 por el aumento de precio de los ingredientes subió el pedazo de torta a 250 bolívares, lo que representó un alza de 1.566%, en dos años. Sin embargo, sus ganancias no eran las mismas y tuvo que abandonar su negocio para volver a ser una asalariada como ayudante en un restaurante y percibir un salario fijo. “Me robaron el carro y se me hacía muy difícil ir de un lugar a otro a buscar los ingredientes. Tenía que dejar de abrir el negocio, perder las ventas y cada vez todo era más caro”.
En octubre del año pasado intentó retomar el oficio a petición de sus clientas, pero la motivación le duró poco. Aunque cobraba entre 5.000 y 6.500 bolívares por cada torta no le daba para cubrir los costos porque tenía que comprar con sobreprecio a los bachaqueros que se aprovechan de la necesidad y quieren “sacarte un ojo por ellos”.
Un día no tenía leche, otro faltaba la mantequilla, los huevos o el cacao en polvo, tampoco conseguía harina de trigo, polvo para hornear, azúcar blanca o el aceite.
La caja de huevos que contiene 13 cartones pasó de costar 5.040 bolívares a 11.300. Cinco kilos de azúcar se obtienen por 4.500 bolívares y el año pasado se pagaba 1.500. Además dejo se rellenar y decorar las tortas con frutas por el alza de precio de los ingredientes. La caja de fresas de 5.000 subió a 10.000 bolívares. Los melocotones criollos de 3.000 pasaron a costar 8.000 bolívares. “La repostería es mi pasión, pero ya no da para vivir. Es una odisea encontrar lo que se necesita y los ingredientes están muy caro. Las clientes no me pagan la angustia que paso”.
Rodrigo Molina es mecánico pero gana más como mototaxista. “Este año solo he cambiado dos bobinas y me gané 20.000 bolívares. Los repuestos están por las nubes y la gente no tiene ni para comer”.
Como mototaxista se gana entre 3.000 y 5.000 bolívares al día, dependiendo si es quincena o no, unos 120.000 bolívares al mes aproximadamente. Dijo que aunque tiene que gastar en el mantenimiento de la moto, todavía le queda. “Cambiar el aceite cuesta 6.000 bolívares al mes, la cadena son 25.000 y los cauchos 40.000, la pastilla de los frenos delanteros 20.000 y bandas traseras 14.000, pero esto es cada 8 meses. Además pago 1.000 bolívares a la cooperativa”.
Dijo que volverá a la mecánica para cuando “llegue otro gobierno, baje el dólar y vuelvan los repuestos importados baratos”.
En el sector informal se cuentan los trabajadores por cuenta propia no profesionales, tales como vendedores, electricistas, pintores, carpinteros, que no son remunerados y que trabajan 15 horas o más a la semana.
Según cifras del Instituto Nacional de Estadística, en diciembre de 2015 había 5.273.343 personas en el sector informal, lo que equivale a 40,1% de la población ocupada.
Fuente: EL ESTIMULO
Fecha: 12/05/16