El transporte público en Venezuela ha colapsado por falta de repuestos y combustible en el caso de los aviones, lo que ha puesto al país al borde de una parálisis peligrosa por tierra, mar y aire, que tiende a agravarse por falta de soluciones a la crisis. En el éxodo de empresas e instituciones, la Asociación Internacional de Tráfico Aéreo (IATA) anunció este martes que en enero cerrará su oficina en Caracas por la inestabilidad política y el deterioro de la situación social y económica. Desde Panamá atenderá los pocos asuntos que le quedan en el país sudamericano.
La puntilla del caos aeronáutico fue una resolución oficial de suspender este martes el abastecimiento de combustible a los aviones en el aeropuerto de Barcelona, lo que ha dejado paralizado el tráfico aéreo nacional hacia el oriente del país. En los últimos meses, muchas aerolíneas internacionales también han dejado de repostar en el aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía por fallos en el suministro de combustible y ahora lo hacen en Aruba.
La escasez de combustible aeronáutico se debe a que el mayor complejo refinador de Venezuela en Amuay y Cardón (estado Falcón) redujo sus operaciones y procesa crudo a un 13 por ciento de su capacidad instalada tras registrarse nuevos incidentes en algunas de sus unidades, informó un líder sindical el martes, que citó una información interna de la petrolera estatal Pdvsa.
Fuga de aerolíneas
Esta es apenas una de las causas por las que doce aerolíneas han cesado sus operaciones en Venezuela desde 2014: Aerolíneas Argentinas, Air Canada, United Airlines, Alitalia, Delta Airlines, Avianca, Aeroméxico, Lufthansa, Gol, Dynamic, Inselair y Latam.
Las aerolíneas también han reclamado al régimen de Maduro el pago de una deuda de 3.000 millones de dólares que nunca se ha saldado. Otra razón es la caída de las ventas en el mercado nacional a pesar de la ola de venezolanos que buscan emigrar al exterior por la crisis económica y política.
La economía nacional ha caído un 12 por ciento entre enero y septiembre de este año, según el parlamentario José Guerra, «hemos pasado de la contracción, a la depresión y la recesión», afirma.
Por si fuera poco, el transporte interurbano y rural por carretera también tiene problemas. Los venezolanos deben viajar en camiones como ganado porque el 75% de los buses están averiados y no consiguen repuestos.
En Caracas está paralizada el 75% de la flota del transporte público por la escasez de repuestos. De 25.000 unidades, a duras penas funcionan 6.250 autobuses de pasajeros. Por esta razón, particulares y autoridades estatales y municipales utilizan camiones para el traslado de ciudadanos, afirma Pedro Jiménez, presidente del Bloque de Transporte del Suroeste de la ciudad.
Venezuela ha comprado a China los autobuses Yutong de fabricación asiática, pero con poco tiempo de uso ya están en los cementerios de vehículos. Las líneas 1 y 2 del Metro de Caracas también han comenzado a paralizarse por fallos técnicos. La escasez de gasoil ha afectado a los camiones de carga y las embarcaciones, por lo que también ha disminuido el tráfico de carga por carretera y mar. Los venezolanos están esperando que las autoridades ofrezcan soluciones para afrontar la paralización del transporte en uno de los países con mayores reservas de petróleo en el mundo.
Publicado por El Nacional / ABC
07/12/2017