Para Nelsón Álvarez, transportista de un autobús interurbano que cubre la ruta Maracaibo Barquisimeto, ya no resulta rentable viajar seguido a la capital larense, por las más de 20 alcabalas que debe atravesar a lo largo de la autopista Lara Zulia, cuya distancia es 173 kilómetros aproximadamente. Asegura que tanto funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana como de la Policía Nacional Bolivariana, les piden cuanto documento o registro requieran, le requisan la unidad sin explicación previa, y le exigen un pago en dólares para poder avanzar o de lo contrario los amenazan con retenerles la unidad. Esa misma extorsión se repite en las estaciones de servicio de la ciudad, cuando militares le han llegado a pedir hasta 50 dólares a los conductores para llenarles el tanque full de diesel.
«Algunos funcionarios piden además de los documentos del vehículo y el salvoconducto, la lista de los pasajeros y verifican si la unidad va sólo con el 60% de los puestos llenos. Solicitan el papel que certifica que el autobús fue desinfectado antes de salir del terminal y si se está cobrando la tarifa real del pasaje, que de Maracaibo a Barquisimeto son 15 dólares. Si todo eso está en regla igual piden que los salven con los ‘refrescos’ , y eso representa desembolsillar como mínimo cinco dólares en efectivo», explicó. Aseguró que en el último viaje hecho a la ciudad, perdió 75 dólares al sumar el total de plata que le pidieron en cada alcabala que funciona como peaje a lo largo de la concurrida carretera.
José Díaz, es chofer de un vehículo de carga pesada que transporta alimentos de Barinas al estado Lara, sostiene que su dolor de cabeza no es tanto en la alcabalas, porque al tener los documentos y permisos en regla lo dejan circular sin problema, pero la extorsión comienza una vez le toque hacer cola en una gasolinera de la ciudad.
«He tardado hasta 20 días en cola en una estación de servicio de la avenida Las Industrias, al oeste de Barquisimeto, y lo más insólito es que una vez que logré acceder a los surtidores de gasoil, un guardia que controlaba la cola me dijo que tenía que darle 50 dólares para poder llenar el tanque completo que son 200 litros, o de lo contrario sólo podía acceder a 30 litros, con esa cantidad no me regresaba a Barinas», denunció.
Nirvio Figueiro, es conductor de una gandola de la empresa Nestlé, y sostiene que en algunas alcabalas de la entrada de Barquisimeto, en las adyacencias del Parque el Cardenalito del este, funcionarios le han exigido hasta parte de la mercancía para dejarlo circular durante los días donde hay radicalización de la cuarentena. «A pesar que la compañía tiene todos sus papeles en regla, algunos pretenden quitarnos parte de la mercancía, se agarran hasta de lo más mínimo, si una luz no alumbra bien, pero cuando eso ocurre siempre les decimos que deben entenderse con los abogados de la empresa y nos dejan transitar», expresó.
Henry Castañeda conduce un camión 350 desde Quíbor hasta Mercabar y alegó que en la alcabala de Tintorero una vez un funcionario militar le exigió 10 dólares para dejarlo llegar a la ciudad. «A veces no se conforman con 5 dólares que unos les dé, suelen pedir más dinero, sobre todo cuando el gobierno nacional decreta radicalización. El viaje termina saliendo caro y todo eso que se paga demás en el flete se termina trasladando a la mercancía, los afectados son los clientes finales del producto», soltó.
Con información de La Prensa de Lara