Los pupitres y escritorios se quedan vacíos en las aulas de las universidades nacionales. La matrícula estudiantil y la relación del personal académico son números que mes a mes pierden dígitos. El asfixie presupuestario que se instaló en las universidades como una política pública desde 2007, deja morir de mengua a la academia. Una agonía que las vacía de su principal capital: profesores y estudiantes.
Para Tulio Ramírez, profesor universitario y doctor en Educación, los salarios de los profesores en las universidades no permiten asumir la docencia como una forma de vivir dignamente. El Vicerrectorado Administrativo de la UCV hizo en abril un cálculo de las tablas salariales en dólares. Ni siquiera un docente titular, con doctorado y a dedicación exclusiva, percibe más de 20 dólares al mes.
En los últimos 5 años los docentes no han superado la brecha de cobrar más de 5 salarios mínimos. Los gremios de profesores califican esta situación de “el periodo de salarios más bajos de la historia universitaria”. Hasta 22,36 salarios llegó a recibir en 1978 un profesor titular, mientras que un instructor alcanzó los 10,84.
Alfredo Marcano, coordinador del Vicerrectorado Administrativo, tiene 30 años de servicio en la universidad y recuerda que el salario de entrada de un profesor instructor —primer escalafón— llegó a ser 1000 dólares. Siendo estudiante y preparador, su beca fueron 100 dólares.
El abandono de las aulas por parte de los docentes es desgarrador. En los últimos cinco años han renunciado 2018 profesores de la UCV, si se sentaran en el Aula Magna la llenarían casi en su totalidad. Los picos más altos han sido 2015 y 2016, cuando en cada año se registraron más de 400 renuncias.
La UCV cuenta con una nómina de 22.000 trabajadores, más de 50 % corresponde a personal jubilado. Marcano destaca que hay “importantes renuncias en todos los sectores laborales sin contar los permisos no remunerados”.
De 2014 a 2019 en la Universidad Simón Bolívar renunció 63 % de los profesores, reportó el Vicerrectorado Administrativo. En los primeros 5 meses de 2019 se han ido otros 19, según datos de la Dirección de Gestión del Capital Humano.
La Dirección de Admisión y Control de Estudios (Dace) de la USB realizó una encuesta en 2018 para conocer las razones por las cuales los estudiantes no continuaban sus estudios.
El documento expone que la difícil situación del país ha llevado a que 33 % emigraran o vayan hacerlo, 32% respondió que van a continuar estudios fuera del país, 19 % dijo que no era la carrera de su preferencia, mientras que 16 % expresó que tienen la necesidad de trabajar para mantener a su familia.
Desde el trimestre enero-marzo de 2010 y hasta el 2016 el promedio de estudiantes activos por trimestre que no se inscriben en cada período es de 14 %, sin embargo, en los últimos dos años se incrementó a casi 26 %. El año pasado se registró el mayor número con 31 %.
Una de las razones que lleva a los estudiantes a no inscribir el trimestre es la suspensión de actividades tras los paros universitarios.
“Las condiciones político-económico-sociales que actualmente enfrentan los ciudadanos de nuestro país, han afectado la prosecución de nuestros estudiantes y el panorama no visualiza un cambio sustancial en el corto plazo”, se lee en el documento.
El último dato oficial de deserción estudiantil que la UCV dio fue en marzo de 2018. Para entonces el secretario de la UCV, Amalio Belmonte, dijo que llegó a 29,1 % en 2017. De 48.000 estudiantes pasó a 32.000.
Según del Resumen Gerencial de 2017 que realizó el Vicerrectorado Académico, la matrícula total de estudiantes de Postgrado y Pregrado de la UCV entre 2015-2016 era de 54.656 estudiantes. El padrón electoral para las elecciones estudiantiles del 7 de junio fue de 28.000 estudiantes.
Con información de Crónica Uno