Para el mes de concientización sobre el cáncer de cuello uterino, que se conmemora cada enero, Venezuela aún mantiene una deuda con su población: en 2022 es uno de los pocos países de la región de las Américas que todavía no ha incorporado la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) programa nacional de inmunización.

Efecto Cocuyo

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 90 % de los casos de cáncer cervicouterino son causados por el VPH, que se transmite por contacto sexual. Solo en 2020 se estima que se registraron 604 mil casos nuevos y 342 mil muertes en 2020 por ese cáncer, la mayoría de ellos en países de bajos y medianos ingresos.

En Venezuela, el cáncer de cuello uterino es el segundo tipo de cáncer con más incidencia en las mujeres, solo superado por el de mama. Según estimaciones del Observatorio Global del Cáncer, se calcula que más de 2 mil mujeres murieron y casi 4 mil fueron diagnosticadas con esta patología en 2020 en el país. La Sociedad Anticancerosa de Venezuela estima que las mujeres con este padecimiento pierden 24 años de expectativa de vida.

El cáncer de cuello uterino es uno de los más prevenibles y tratables. Una de las principales estrategias para reducir su incidencia es la vacunación contra el VPH. Sin embargo, aunque las autoridades venezolanas afirmaron en 2015 que traerían la vacuna, pero Venezuela aún no la incluye en el Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI).

«Carecemos de la vacuna contra que el VPH, que es el método comprobado más eficaz para prevenir el cáncer cervicouterino», dijo el ginecólogo obstetra Jairo Fuenmayor, presidente de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela (Sogv), a Efecto Cocuyo.

A escala regional, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Venezuela está a la par de Cuba, Nicaragua, Haití y Guayana Francesa, países que tampoco han introducido la vacuna del VPH al PAI.

Justo antes de que la pandemia comenzara, la Sogv recibió una comunicación de las autoridades sanitarias del país que solicitaba asesoramiento para implementar la vacunación contra el VPH como parte del Programa Ampliado de Inmunizaciones. Sin embargo, desde que empezó la pandemia no los han vuelto a contactar.

«Es una vacuna de alto costo para usarla de manera masiva. Hay que disponer de un presupuesto bastante grande en lo que respecta a inversión para popularizarla y el Estado ahora está dando prioridad a la vacuna del COVID-19. Lo entendemos, pero no debe descuidarse el resto de las enfermedades prevenibles por vacuna. Hay que establecer planes, pero desconocemos si existen planes efectivos para que esta vacuna llegue a quienes más la necesitan», destacó Fuenmayor.

Aunque la vacuna contra el VPH no se consigue en el sistema público de salud, el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel (Inhrr) autorizó su uso en el país en el sector privado desde 2016.

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Con información de Efecto Cocuyo

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