“Aquí ha venido todo el mundo. Ingenieros, representantes de Hidrocapital, y lo más triste, trabajadores de la Alcaldía del municipio Libertador que nos dijeron que no había presupuesto para arreglar el bote de aguas negras que tanto nos ha afectado”, lamentó José Vieira, dueño de un local de mecánica en Los Chaguaramos tras la problemática que tienen desde hace más de cuatro meses.
El transporte público que parte desde Santa Mónica hacia Plaza Venezuela, o Ciudad Universitaria, ha tenido que optar por vías alternas para evitar desgastar sus unidades con los grandes huecos que se han generado en el asfalto a partir de las inundaciones por las aguas negras. Además, los trabajadores de los negocios que están alrededor de la zona afectada han notado la disminución de clientes por los malos olores y la dificultad de llegar en carro.
La misma situación la padecen los vecinos de la avenida Santa Teresa de Jesús en La Castellana por un bote de aguas negras que tiene más de seis meses sin ser solucionado. La congestión vehicular del sector ha empeorado debido a que los carros tienen que sortear por dónde transitar para evitar caer en los huecos que se esconden debajo del agua, especialmente cuando llueve.
En La California Sur hay más de 50 familias afectadas por un bote de aguas negras que se extiende por la avenida Atenas. Hace cuatro meses los trabajadores de la Alcaldía de Sucre abrieron un hueco de aproximadamente seis metros en medio de la calle y no continuaron el trabajo por falta de materiales, según relataron los vecinos del sector.
El ambientalista Edgar Yerena comentó que el impacto ambiental y sanitario es bastante alarmante debido a que disminuye la calidad de vida de los microorganismos y otros seres vivos y se convierte en un «veneno» para su ecosistema. El especialista destacó que algunas plantas consiguen en las aguas negras algunos nutrientes que las benefician. En el caso de los seres humanos, sin embargo, es totalmente tóxico para la salud.
Salud en alerta
A juicio del médico epidemiólogo, José Félix Oletta, los botes de aguas negras representan un riesgo de salud pública sobre todo en países que tienen recursos económicos limitados y su sistema de atención médica está debilitado, factores que se evidencian en Venezuela y se intensifican por la poca distribución de agua potable en los hogares.
El trabajador de la salud mencionó que algunas de las bacterias que viven en las aguas contaminadas son el grupo de salmonella, con su peor expresión que es la fiebre tifoidea; los protozoarios, que producen diarrea y disentería; y otras como escherichia coli y la giardia lamblia. El virus más común en los niños menores de un año es el rotavirus y en los adultos suele reflejarse el norovirus o la hepatitis A.
El ingeniero César Aguirre consideró que para garantizar el correcto funcionamiento de las redes de tuberías de aguas negras es indispensable cumplir con el periódico mantenimiento de las quebradas y alcantarillas, procedimientos que se han visto afectados por la falta de insumos y personal capacitado en la Gran Caracas.
Aguirre alertó que, en la compleja red de distribución de agua potable en la capital, ha ocurrido que muchas veces las aguas negras alcanzan a contaminar las tuberías de líquido para el consumo humano por la falta de trabajos de mantenimiento.
Con información de Crónica Uno