Por las nubes están los analgésicos para dolencias fuertes. Quienes devengan un sueldo mínimo o una pensión, deben aguantar los dolores, pues necesitan al menos cinco salarios mínimos para adquirir un solo medicamento.

Dolencias como las derivadas de la artritis reumatoide, dolores en la columna, migrañas, entre otras necesitan algo más que un simple acetaminofén y es allí cuando ese dolor incrementa, pues el precio de los medicamentos esteroideos es impagable para casi todos los sancristobalenses.

«Yo sufro de la columna. Uno de los discos intervertebrales se lesionó con una caída y cuando se me inflaman los nervios debo medicarme con Gabapentina y sale en cinco millones de bolívares. Ahora lo que hago es ir a unas terapias con masajes para aliviarme, porque no tengo ese dinero», dijo Nayibe Méndez.

El costo de solo esa medicina equivale a doce salarios mínimos y medio y a unos cuarenta mil pesos colombianos. Quienes no cuentan con una holgada economía, no pueden adquirir estas medicinas, lo que deriva en incapacidad muchas veces, para realizar actividades diarias.

La norfloxacina, usada para contracturas musculares, puede tener un costo de un millón 330 mil bolívares, es decir a poco más de tres salarios mínimos.

Para comprar analgésicos para tratar dolores degenerativos, como los producidos por la artritis, como el Meloxicam requieren de más de tres sueldos mínimos. Pensionados lamentan que dolores que habían desaparecido gracias a estos tratamientos, regresen por no tener los recursos para adquirirlos.

Eduardo Gómez, quien la padece, asegura que el problema de la vejez radica en que no es una sola dolencia. Enfermedades como la diabetes e hipertensión, también llegan y consigo hay que buscar las medicinas para tratar esos padecimientos.

«Yo no voy a dejar de comprar el Losartán por comprar el Meloxicam. El primero me trata la hipertensión, mientras que el otro es para el dolor. Aguanto y me echo miche con hierbas y me sobo las manos, ni modo».

Alternativas

Farmaceutas coinciden en que ha disminuido la venta de medicamentos de este tipo, dado su alto costo. Destacan que aunque hay más costosos, la gente no tiene suficiente dinero para costearse un tratamiento que por lo general requiere de dos o más cajas de estas pastillas.

Por ello, explican que muchas personas recurren a geles analgésicos, como árnica, diclofenaco, entre otras con las que se hacen masajes y así alivian un poco el dolor que les aqueja, sin embargo, concuerdan que los masajes no son para todos los dolores ni en todo el cuerpo. «Un dolor de columna no se puede masajear, porque puedes agudizar la lesión. Es muy delicado eso», dijo Nataly Rodríguez, farmaceuta de una venta de medicinas en la parte alta de la ciudad.

Opciones caseras

Para la señora Nubia Mora, las terapias de calor y frío le han ayudado a aliviar los dolores de la cervical. Explica que aunque percibe mucho más de un sueldo mínimo por su trabajo, debe comprar comida para ella y su hija, por lo que no se puede dar el lujo de comprarlo con la regularidad que desea.

«Me pongo compresas de agua fría y luego de agua tibia con sal y uso un collarín. Con eso se me alivia, pero no es tan fácil, porque hay que durar como media hora en eso y entonces se gasta gas calentando el agua», dijo.

Con información de La Prensa Táchira

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