La idea es un «ganar, ganar», es lo que dicen quienes se dedican a cualquier oficio o tienen algún negocio y sus clientes les pagan con productos de la cesta básica, pues ante la falta de efectivo y la lentitud del internet los clientes usan los trueques como un método de pago.

Así tanto el cliente como el vendedor no tienen ninguna pérdida, es lo que aseguran quienes pagan trabajos con comida que va desde harina, pasta, granos, pan salado e incluso artículos de higiene, como crema de dientes o jabón en polvo y de baño.

«Lo acepto porque yo trabajo es para comprar comida», dijo Ángel Colmenárez, quien es zapatero en la carrera 27 entre calles 50 y 51 de Barquisimeto, y quien aseguró que la falta no solamente del efectivo, un punto de venta y hasta de un teléfono celular impide que las personas le hagan el pago directamente con dinero y la opción de los trueques es válida.

Colmenárez dijo que la cantidad de los productos va a depender del tipo de trabajo que haga, por ejemplo, si es sólo coser o pegar es un producto, pero si son los dos servicios equivale a dos productos. Acepta desde pasta, arroz, harina, mantequilla y demás, pero la gente siempre busca los que ronden un dólar porque ese es el valor de cada uno de los trabajos del zapatero.

Los barberos, quienes venden cosas usadas o repuestos e incluso las caucheras y hasta los que se dedican a la venta de jabón líquido, no pierden la oportunidad de atraer a los clientes y aceptar trueques; tal es el caso de Néstor Méndez, quien tienen una cauchera al oeste de Barquisimeto.

«Ayer me trajeron una piña por el servicio del aire para un caucho», dijo Méndez, quien aseguró que cualquier cosa es buena como parte de pago.

El hombre dijo que por cambiar un caucho equivale a un producto, mientras que por vulcanizar pueden ser tres productos, pues dependerá del valor del servicio que tengan. «Cada vez recibo pagos con comida, porque es lo que la gente tiene a la mano, ya el efectivo no se vio más», señaló.

La gente cuenta que el poco efectivo que logran conseguir lo destinan para los pasajes, mientras que las demás cosas si se pueden cancelar con productos lo hacen. «Yo arreglé unos zapatos y pagué con productos, no hay efectivo», dijo la señora Carmen Briceño.

En el centro de la ciudad hay comerciantes informales que también hacen trueques entre ellos mismos y los clientes, pero hay otros comercios que no aceptan ese método de pago y los clientes deben irse a otro lugar. Las personas que vienen desde municipios foráneos, también acostumbran traer comida y hasta queso.

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