Del 1 al 14 de enero eran días reconocidos por ser libres, se convertían en fechas donde los ciudadanos se enfocaban en pasar tiempo con sus familiares y seres queridos, pasear dentro de la ciudad o planificar un viaje pendiente.
Sin embargo, aquel panorama de disfrute y tranquilidad cambió para este año, las colas para la compra de productos regulados recibió a este grupo de vacacionistas en sus días libre.
En el Central Madeirense de la avenida Los Leones, en la mañana de ayer, se evidenciaba una cola de compradores con una magnitud que no se observaba desde hace algunos meses.
La manzana en su totalidad se encontraba repleta de estos usuarios: los de la tercera edad y discapacitados se ubicaban al lado derecho y el resto hacia el izquierdo. Los usuarios no solo ocupaban la acera, estaban en medio de la calle obstaculizando gran parte del paso vehicular y en la isla central de la avenida, a la espera de que la cola avanzara. Era un panorama que se repetía en los diferentes abastos de la entidad.
En el sitio vendían dos kilos de jabón en polvo y tres litros de aceite. En la zona se escuchaba cómo los compradores estaban desesperados tras pasar largos meses sin adquirir aquellos productos de manera regulada.
Roberto Mambul se dirigió a hacer la cola a las 5:00 de la mañana, pero cercano al mediodía ni siquiera había entrado al establecimiento. “Primero atienden a los adultos mayores y discapacitados, después hay que aguantarnos a que los bachaqueros se nos coleen y luego el repele queda para nosotros”.
Mambul relató cómo los bachaqueros hacían de las suyas con la venta de los cupos en las filas y la reventa de artículos. Un kilo de jabón en polvo, que su precio oscila en los 1.100 bolívares, se consigue en el mercado negro hasta en 6.000 bolívares. Lo mismo sucede con el aceite, el precio real del litro es de 1.250 bolívares y es vendido hasta en 3.500.
“Yo vengo cada quince días a comprar productos regulados y para esta fecha incrementó el número de compradores. Para esto fue lo único que quedaron los días libres, hacer colas para intentar estirar el presupuesto”, expresó.
Angela Fréitez igualmente se encontraba en la fila. La ciudadana alegó que por primera vez en su vida se dirige a hacer una cola para comprar productos regulados. Agregó que por la falta de tiempo no había acudido a los abastos, pero en estos momentos cuando los productos cuentan con tan altos precios, el dinero no le alcanza y aprovechará cualquier tiempo disponible que tenga para rendir un poco más sus ingresos.
En tanto, Juana Sánchez denunció agresión por parte de los Guardias Nacionales que cuidan el establecimiento. “Desde la 4:30 de la mañana estaba haciendo mi cola y al momento de pagar mis artículos me di cuenta que le había dejado mis documentos a mi hijo, salí un segundo a buscarlos y cuando regresé los guardias me maltrataron e incluso uno me empujó. No hay respeto para los adultos mayores, estos sitios son tierra de nadie y ni la ley existe”.
FUENTE: EL IMPULSO
07 DE ENERO DE 2017