La inflación no da tregua al bolsillo de los venezolanos que cada semana salen a la calle a enfrentar nuevos precios tanto en establecimientos formales como informales.

“Fui al mercado de Quinta Crespo con la intención de hacer unas compras, pero me pidieron Bs 100.000 por un pollo y un cartón de huevos”, indicó Manuel Castillo, ayudante de un camión que reparte jugos y bebidas lácteas.

El pollo pesaba tres kilos, dijo Castillo  y el kilo ya se vende en Bs 20.000, en tanto que los 30 huevos se ofrecen en Bs 40.000.

“No pude cancelar esa cantidad, el presupuesto no me alcanza para hacer un mercado para mi familia integrada por tres niños, mi esposa y yo. Tendré que buscar un trabajo extra”, comentó resignado.

El sueldo mínimo en el país es de Bs 136.544, lo que sumado al bono de alimentación de Bs 189.000 da un total de Bs 325.544. Es decir, un trabajador con un nivel de ingreso similar, tendría que destinar 30,7% de su presupuesto a solo dos rubros de la dieta básica.

El gobierno ha decretado cuatro aumentos de salario mínimo y de bono de alimentación en lo que va de año, pero la inflación ha sido mayor que la velocidad de los sueldos.

El sábado 23 de septiembre los visitantes del mercado de Quinta Crespo no ocultaban el malestar por los altos precios de los tomates, el pimentón y la zanahoria. Los vendedores aseguran que muchos consumidores dejaron de comprar estos productos por kilo, para comprar por unidad.

Sorprendió que ese fin de semana no se consiguiera azúcar en el popular mercado, pero a la salida, al frente de la mirada de todos, el kilo del productos era vendido en Bs 22.000.

En las estanterías del supermercado Unicasa de San Martín siguen observándose espacios desocupados o que son llenados con productos distintos a los que se ubicaban antes allí.

Los clientes aseguraron que en la semana apenas llegó en dos ocasiones la pasta dental Colgate, que se vendió a Bs 1.200 la unidad de 150 gramos y el papel higiénico en Bs 2.600 el paquete de cuatro rollos.

Señalaron que pocos pudieron comprarlos, pero al cabo rato los productos eran vendidos frente a los ojos de los Guardia Nacionales. La crema dentrífica era ofrecida libremente en Bs 12.000 y el papel toailet en Bs 8.000.

“No sé cuándo las autoridades podrán acabar con estas mafias que juegan con el hambre de la gente”, exclamó Rosa Parada, camarera.

Fuente: El Estímulo

Fecha: 28 de septiembre de 2017

Ir a la barra de herramientas