Los huesos de los venezolanos se están quedando sin calcio. Para gran parte de la población  alimentos como la leche y el queso desaparecieron de su mesa. De acuerdo con el Estudio Latinoamericano de Nutrición y Salud (ELANS 2015), 87,8 % de los entrevistados admiten no consumirlo, pero los casos más graves se presentaron en las mujeres con un déficit de  92,9%.

Pablo Hernández, nutricionista-dietista e investigador del Observatorio Venezolano de la Salud (OVS), también reveló que el consumo calórico (energía) es deficiente para la población en general. “Estamos hablando de 1,925 kilocalorías (Kcal), es decir, menos de las 2, 300 establecida por la Encuesta Nacional de Consumo de alimentos realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE), como referencia nacional”.

Situación poblacional 

La distribución en la zona geográfica es distinta porque se observó que quienes consumen más Kcal son los habitantes de la parte Centro Occidental de país. Los Andes (2,140), Central (2,122) y Occidental (1,935), mientras que aquellas que consumen menos son las regiones Orientales y Sur de Venezuela; Guayana (1,705), Oriental (1,776), Capital (1,820) y Los Llanos (1,859).

De esta situación no escapa nadie pues todos los estratos sociales se han visto afectados. Quienes más tienen siguen comiendo los mismos alimentos proteicos pero están reduciendo cantidades. La situación más crítica se observa en la población menos favorecida, pues han visto reducir sus niveles de calorías.

Los venezolanos de estrato bajo son quienes consumen menos Kcal (1,922) contra los de estrato  medio (1,978) y alto (2,076).

Los lácteos y las calorías  no es lo único que se está dejando de consumir pues las proteínas están siendo eliminadas de la dieta criollas. La encuesta Encovi (2015) concluye que la proteína animal es un alimento de lujo.

El estudio ELANS 2015 analizó  la ingesta de energía (Kcal) en macronutrientes (proteína total, animal y vegetal, carbohidratos, grasa total) y micronutrientes (Vitaminas A, D, C, Calcio, Hierro y Sodio).

Déficit de vitaminas y minerales 

Hernández, quien también es profesor de Nutrición Humana en la Universidad Central de Venezuela (UCV), explica que el estudio encontró además que la adecuación, cantidad de ingesta y de requerimiento estaba muy por debajo de lo que necesita el cuerpo. “Cerca de 80% de la población tiene un déficit de calorías, nutriente indispensable para la realización de las actividades diarias.

Otro hallazgo relevante es que 51% de las mujeres  carecen de ácido fólico,  complejo de vitamina B9 que previenen males congénitos como malformaciones en la espina dorsal y labio leporino.

La nutricionista Jennifer Bernal, quien no participó en el estudio, advirtió en una oportunidad a medio de comunicación nacional que esta vitamina es importante durante el embarazo, pues protege al futuro bebé de desarrollar malformaciones congénitas en el cerebro y en la columna vertebral, así como hendidura del labio y el paladar.

«En los primeros 28 días de gestación, si el bebé no recibe los macronutrientes necesarios, puede desarrollar malformaciones en la espina dorsal que podría traer como consecuencia una desconexión entre el cerebro y la columna vertebral que afectaría la calidad de vida del niño», argumenta la nutricionista, quien agrega que las mujeres que no consumen suficiente vitamina B9 son proclives al aborto.

Según ELANS 2015 también hay cierta deficiencia de Hierro, sobre todo en la mujer con 42,2%, que puede causar anemia. Y 47% de déficit de vitamina A, responsable de  la buena visión, la reproducción y la lactancia, además de ayudar a la formación y al mantenimiento de dientes, tejidos blandos y óseos.

Platos diarios 

El experto alerta que 22% de los venezolanos realiza dos o menos comidas principales al día. «No todos están comiendo las veces que son necesarias para mantener las funciones mínimas».

Este dato contrarresta con la encuesta Encovi (2015) que reportó: Casi tres millones y medio de personas no hacen los tres platos diarios (11%).  Al parecer la encuesta ELANS revela cifras aún más alarmantes.

Dieta restrictiva

Daniela Aguilar, nutricionista  de Fundación Bengoa asevera que, debido a los bajos ingresos y a la inflación, el venezolano está “dejando de comer bien”.

Un adulto malnutrido está expuesto a enfermedades como osteoporosis, debido a la disminución de calcio en los huesos. “Nuestro cuerpo necesita calcio para todo, de hecho hasta nuestro corazón necesita calcio para latir”,  sentencia Aguilar, quien añade que esto puede ocasionar la aparición a temprana edad de esa enfermedad.

Una  dieta restrictiva puede ocasionar deficiencias inmunológicas, desnutrición, aumento de la mortalidad en general  y una reducción de las capacidades de la persona para efectuar determinadas actividades básicas. También aparecen, con más frecuencia, afecciones como gastritis, intoxicación, parásitos, diabetes y obesidad.

Aguilar  detalla que en los últimos estudios de campo de Fundación Bengoa se observó una reducción de los porcentajes de obesidad pero con repunte de la desnutrición. Esto se debe a que el venezolano está dejando de consumir proteínas y por ende su masa muscular disminuye, lo que ocasiona que su metabolismo sea más lento y este propenso a desarrollar obesidad y otras enfermedades.

FUENTE: CON INFORMACIÓN DEL UNIVERSAL

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