Aunque la distribución de las cajas del CLAP aumentó en un 18%, la cantidad de alimentos -de calidad ampliamente cuestionada por expertos- disminuyó en un 40% para abril del 2020.
En abril, el déficit alimentario en Venezuela superó el 62%, lo que quiere decir que los venezolanos en promedio consumen al menos 1.800 calorías diarias y 9.3 millones de personas en el país consume menos de 1.200 calorías al día cuando debería consumir, como mínimo 2.500.
Así lo explicó el sociólogo con maestría en Seguridad Alimentaria, Edison Arciniegas, en el Taller Seguridad Alimentaria en Venezuela, organizado por la Facción de Agrotécnicos del partido político Acción Democrática.
El experto considera que Venezuela atraviesa por la peor crisis alimentaria de su historia desde la guerra federal, en el siglo XIX. El sistema alimentario venezolano se ha estabilizado en una disposición de alimentos siempre inferior al 40% de los alimentos requeridos en los últimos 20 años. Ese estándar debería ser 36,74 kg de alimento por cada millón de habitantes.
Los alimentos que registran un mayor déficit son los lácteos, pescados, huevos, carnes, frutas, grasas visibles y tubérculos. Solamente los cereales alcanzaron una disposición del 75%, en su mayoría proporcionados por el mercado tradicional. El estudio plantea que el sector privado logra proveer entre el 25 y 50% de los alimentos de la canasta básica.
Una de cada tres personas en el país sufre inseguridad alimentaria, 2.3 millones de venezolanos está en inseguridad alimentaria severa, eso quiere decir que tienen una brecha extrema en el consumo de alimentos o agotó sus medios de vida para alimentarse porque el salario mínimo integral no supera los tres dólares mensuales, lo que también implica una brecha en el consumo.
7 millones de personas en el país sufre inseguridad alimentaria moderada, lo que significa que solo pueden satisfacer necesidades mínimas de alimentos, y para conseguirlo debe afrontar estrategias irreversibles. Esto de acuerdo con el informe más reciente de la Evaluación de Seguridad Alimentaria de la Organización de las Naciones Unidas.
La pandemia de la COVID-19 agrava la inseguridad alimentaria en todo el mundo, Venezuela venía lidiando con ella en medio de la emergencia humanitaria compleja en la que no se garantiza la columna vertebral de la seguridad alimentaria: la disposición de los alimentos, que haya garantía de acceso a estos y que también se garantice su inocuidad.
Incidencia del CLAP en la disposición alimentaria
Entre enero y abril del 2020 la distribución de las cajas de los comités locales de abastecimiento y producción (CLAP) aumentó en un 18.49%, sin embargo, el Estado solo llega a cubrir el 10% de las necesidades alimentarias de la población a través de este sistema público de distribución alimenticia.
“El CLAP no cumple con los estándares que el Gobierno se propuso a sí mismo, suministra menos de la mitad de los alimentos planificados”, manifestó Arciniegas. En un principio, el plan diseñado para paliar el hambre en Venezuela planteó la distribución de 19 kilos de alimento en 2016, que debía contener al menos 11 tipos de productos.
Pese a esta expectativa, para abril de 2020 la caja llegó a pesar solo 8 kilos, sin productos como atún enlatado, harina de maíz, harina de trigo, mayonesa, salsa de tomate y otros. “Actualmente el CLAP suministra menos de la mitad de los alimentos planificados”, subrayó Arciniegas.
Los resultados arrojados por el monitoreo establecen que el CLAP ofrece el 9% de kilocalorías, 7% de las proteínas, 6% de las grasas y en general 6,2% de los kilogramos de alimentos requeridos por una persona al mes.
Con informaciòn de La Prensa de Lara