El 5 de julio de 1811 Venezuela se consagra como pueblo libre, cuando los representantes de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Barcelona, Margarita, Mérida y Trujillo proclamaron libre a la nación del dominio español. Este hecho histórico marcó el destino político y social del país.
Lo que para cualquier país es un día de júbilo y patriotrismo, para el venezolano de a pie se ha convertido en un día más de tortura para lograr conseguir algo de comida para llenar su estómago.
Crisis económica y Pdvsa, la pulverización del salario
Con más de cuatro aumentos salariales en lo que va de año, Nicolás Maduro espera calmar la hiperinflación que avanza a pasos agigantados en el país. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la hiperinflación en Venezuela llegará a más del 2.500% este 2018.
Sin embargo, mientras esto pulveriza el salario y la vida de los venezolanos, el Gobierno de Maduro sigue culpando a la “guerra económica”, que según ellos, está liderada por el gobierno de Estados Unidos y a la oposición venezolana.
La economía está sometida a un férreo control de precios y de divisas, monopolizadas por el gobierno socialista, ya que dependemos de la renta petrolera, que actualmente no está produciendo ganancias al país por retrasos con pagos de capital e intereses de la deuda, lo que ha traído como consecuencia que hayan declarado a Venezuela y a Pdvsa, la mayor petrolera estatal del país, en default.
El petróleo aporta 96% de los ingresos y dependiente de las importaciones, la caída del precio y de la producción de crudo han llevado al gobierno a reducir drásticamente las compras externas, generándose una escasez severa de alimentos, medicinas y materias primas”.
A pesar que el salario mínimo se ubica actualmente en un poco más de cinco millones de bolívares, la Canasta Alimentaria Familiar se ubicó en 220.138.620,81 bolívares. Es decir, se necesitan 220 salarios mínimos para poder adquirirla.
El futuro es desnutrición crónica y enfermedades del siglo XIX
Venezuela superó en un año los umbrales que establece la Organización Mundial de la Salud para definir una crisis humanitaria, ya que la desnutrición en Venezuela se incrementó en un 100%.
A pesar que las enfermedades como el sarampión, la difteria, la malaria, la tuberculosis y la escabiosis ya estaban erradicadas en el continente, en Venezuela, los índices de pacientes fallecidos han aumentado en al menos un 50%, y gracias a la desidia del gobierno en cuanto al sector salud, se han propagado estas enfermedades a otros países como Argentina, Brasil y Colombia.
La escasez de medicamentos básicos y de insumos hospitalarios, incluidas las vacunas, supera el 85%, a pesar de la campaña de vacunación puesta en marcha en abril por el gobierno, que se ha escudado en las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos para justificar la quiebra del sistema de salud.
Los trabajadores de la salud llevan 10 días en protesta continúa a nivel nacional para exigir mejoras salariales y dotación de los hospitales del país, que trabajan a medias por la escasez y la crisis económica en general.
Áreas de emergencia sin esterilizar, pacientes acostados sobre bolsas porque no hay sábanas, filtraciones en las paredes y falta de equipos médicos es lo único que lidera en los hospitales venezolanos. El Hospital Clínico Universitario carece de aire acondicionado, y muchos pacientes pasan más de 24 horas sentados esperando para ser atendidos.
En 63.64% de los centros hospitalarios con servicios pediátricos no existe fórmula láctea para los recién nacidos, y existe 81% de escasez del material médico quirúrgico y 75% de escasez de medicamentos.
Sin embargo, para Maduro lo único importante es “nuestra determinación a seguir siendo libres y soberanos”. Todo lo demás, ya sea crisis económica, política o social, puede esperar.
Con información de La Patilla