Venezuela tiene un parque refinador habilitado para procesar un millón 300 mil barriles diarios, pero hoy, esas plantas sólo están generando 40 mil barriles, según el economista José Guerra. «Ese sistema no existe, se acabó lo destruyeron», advierte el también exdirectivo del Banco Central de Venezuela, quien cuenta que, entre 1947 y 1970, esas instalaciones tenían la capacidad de producción más grande del mundo.
Guerra dice que esta crisis es aún peor a la registrada en 2002, durante el paro de trabajadores de la industria, pues en este momento, PDVSA no tiene suficiente dinero para comprar gasolina en el exterior como antes. «¿Se están importando 100 mil barriles diarios de gasolina y el costo para el fisco es grande. ¿Por qué no hay gasolina? Porque está destruido el sistema refinador venezolano y ahora no se puede importar como se importaba», aclara.
En las gasolineras de Caracas, las filas de vehículos ocupan de tres cuadras en adelante y son controladas militarmente. A pesar de que trabajadores de la salud, están dentro del grupo que tiene prioridad para surtir combustible, el traumatólogo, Orlando Superlano debió esperar durante horas para llenar el tanque de su auto. «Yo estoy de guardia esta semana. Mi guardia empieza hoy. Si me llaman, estoy acá en la cola. No sé cómo hacer», contó a la Voz de América, mientras mostraba el carnet del hospital donde labora al uniformado que controlaba la fila.
El economista José Guerra, apunta que, al colapso de las refinerías, se suma la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudita, provocando que el crudo venezolano se venda, casi al costo, según ha reconocido el propio gobierno en disputa de Nicolás Maduro.
«Esto es un golpe mortal a las finanzas de Venezuela públicas y a los ingresos en divisas. Porque el 98 por ciento de las divisas proviene del petróleo. Ya vender petróleo, en este momento para Venezuela, dejó de ser rentable”, advirtió Guerra.
Con información de La Voz de América