En 1967, Venezuela realizó su primer trasplante. Un equipo encabezado por el doctor Bernardo Rodríguez, en el Hospital Universitario de Maracaibo, concretó un trasplante de riñón de un donante cadavérico. Pero 50 años después, Venezuela retrocedió. Este 1 de junio de 2020 se cumplen tres años de la suspensión del Sistema de Procura de Órganos y Tejidos (Spot): ya no se pueden hacer trasplantes con donantes fallecidos.
La Organización Nacional de Trasplante de Venezuela (Ontv), encargada de coordinar la utilización clínica de órganos y tejidos en el país entre 2001 y 2014, estima que más de 700 personas no pudieron trasplantarse desde 2017 como consecuencia de la paralización del programa, ahora a cargo de la Fundación Venezolana de Donaciones de Órganos, Tejidos y Células (Fundavene) por orden del Ministerio de Salud. Calculan que 10% son niños de Nefrología del hospital JM de los Ríos y el hospital militar Carlos Arvelo, en Caracas.
El suministro irregular e incluso nulo de medicamentos inmunosupresores (tratamiento necesario para impedir que el cuerpo rechace el nuevo órgano o tejido), fallas del tratamiento previo al trasplante, deficiencias en la red hospitalaria, deterioro de los servicios y migración del personal calificado son algunas de las razones que generaron la medida y que, según la Ontv, se han agravado.
El país llegó a tener 75% de trasplantes renales provenientes de donantes fallecidos obtenidos mediante el Spot, pero en la actualidad no hay lista de espera para trasplantes de donante cadáver: la lista cambia según las condiciones de pacientes, que deben cumplir con exámenes y estudios que tienen una validez limitada, explica Anabela Arminio, asesora médica de la Ontv. La organización estima que 40% de los pacientes en diálisis pudieran ser candidatos a un trasplante renal.
La manera natural de salir del sistema de diálisis es recibir un trasplante o fallecer por complicaciones diversas, expresa Evelyn Alonso, gerente ejecutiva de la Ontv. Advierte que mientras no haya “salida” de ese circuito, la capacidad del sistema instalado de hemodiálisis ya mermado se puede sobrepasar: “Al no haber trasplantes, no hay liberación de cupos de hemodiálisis, corriéndose el riesgo de saturar la capacidad instalada del sector”.
Según la organización no gubernamental Amigos Trasplantados de Venezuela (ATV), para 2015 había 15.000 personas en diálisis, pero actualmente habría 6.000 personas. Reymer Villamizar, director y fundador de ATV, indica que muchas de las personas migraron o fallecieron.
“La paralización de los trasplantes en los centros públicos tienen tres años y eso ha afectado a la mayoría de personas en tratamiento porque eran posibles receptores, pero al frenar esto, muchas de ellas fallecieron por complicaciones”, dice Villamizar. Agrega que la ausencia de inmunosupresores no solo afecta a los candidatos a trasplantes, sino también a los trasplantados. Según ATV, 46 trasplantados fallecieron entre diciembre de 2016 y mayo de 2020 por no contar con medicamentos como Tacrolimus, antes entregados por el Instituto Venezolano de los Seguros sociales (Ivss).
Llamado
En el país solo se pueden realizar trasplantes de donante vivo. En 2018, solo se realizaron 43 trasplantes de donante vivo. Para Lucila Velutini, encargada de Relaciones Institucionales de la Ontv, la suspensión del programa de trasplantes representa negarles a las personas la oportunidad de vivir: “Son miles las personas que no tendrán una segunda oportunidad, ya que solo queda trasplante de donante vivo a vivo, y pagado”.
La Organización Nacional de Trasplantes de Venezuela, Amigos Trasplantados de Venezuela y la organización Prepara Familia solicitan al estado venezolano a tomar medidas urgentes que permitan la reactivación del Sistema de Procura de Órganos y Tejidos para cumplir con el derecho a la salud de los venezolanos.
Con información de Efecto Cocuyo