Venezuela entra este lunes, bajo tensión, en la recta final del pulso entre el presidente Nicolás Maduro y el opositor Juan Guaidó, quien promete ingresar a toda costa el sábado ayuda humanitaria que el gobierno bloquea y denuncia como parte de una invasión militar estadounidense.
Reconocido como mandatario interino por 50 países, Guaidó prepara movilizaciones en todo el país para acompañar voluntarios que irán a la frontera en caravanas de autobuses en busca de las toneladas de medicinas y alimentos acopiados en Colombia, Brasil y Curazao.
Cargamentos de asistencia humanitaria llevados en aviones militares de Estados Unidos permanecen en las bodegas de la ciudad colombiana de Cúcuta, cerca del puente limítrofe Tienditas, bloqueado por militares venezolanos con camiones y otros obstáculos.
Un segundo centro de almacenamiento en Brasil se abrirá este lunes en el estado fronterizo de Roraima, con ayuda totalmente brasileña, en tanto el martes llegará un avión desde Miami a Curazao con más asistencia estadounidense.
A medida que se acerca el sábado, Guaidó, jefe del Congreso de mayoría opositora, multiplica sus llamados a la Fuerza Armada, principal sostén de Maduro, para que deje pasar la asistencia.
No obstante, la Fuerza Armada reforzará la presencia en las fronteras, pues a juicio de Maduro la ayuda humanitaria es un “show político” y el preludio de una acción militar no descartada por el gobierno de Donald Trump.
“Nos estamos muriendo”
Guaidó fijó para el ingreso de la ayuda el día en que se cumple un mes de su juramentación como presidente interino, luego de que la Asamblea Nacional declarara a Maduro “usurpador” del poder al considerar su reelección como “fraudulenta”.
El opositor, de 35 años, no ha querido revelar cómo vencerán el cerco impuesto por Maduro, pero asegura que el sábado habrá una “avalancha humanitaria” y que espera que los 600.000 voluntarios aumenten a un millón.
Un día antes se celebrará en Cúcuta un concierto con artistas de fama internacional, organizado por el multimillonario británico Richard Branson para recaudar 100 millones de dólares en 60 días, que se suman a los 110 millones ya reunidos según Guaidó.
“Que la ayuda venga de donde sea (…) porque nos estamos muriendo de hambre y por falta de medicinas”, declaró a AFP Rómulo Chinchilla, de 64 años, en uno de diez campamentos instalados el domingo por voluntarios para ofrecer asistencia médica.
Los venezolanos padecen falta de medicamentos e insumos hospitalarios además de la escasez y una voraz hiperinflación que el FMI calcula alcanzará 10.000.000% este año. Huyendo de la crisis, unos 2,3 millones (7% de la población) emigraron desde 2015, según la ONU.
Pero Maduro culpa de la crisis a las sanciones financieras impuestas por Estados Unidos, que genera daños a la economía estimados por Caracas en 30.000 millones de dólares.
Además, para el presidente socialista los cargamentos son “migajas” de “comida podrida y contaminada”.
“Al tiempo que el régimen le cierra la puerta a la ayuda humanitaria se la cierra a una salida pacífica a la situación política del país. Esperemos que el sentido común prevalezca entre quienes toca hacer de porteros”, opina el analista Benigno Alarcón.
“Un régimen aislado”
El conflicto por la ayuda humanitaria escaló nivel internacional. Rusia, China, Turquía Irán, Cuba y otros aliados del mandatario han condenado “la injerencia” de Estados Unidos y otros gobiernos.
El domingo, el gobierno prohibió la entrada al país de cinco diputados del Grupo del Partido Popular Europeo (PPE) y el subsecretario general de esa formación que llegaron para reunirse con Guaidó.
Según el canciller Jorge Arreaza, tenían “fines conspirativos”, y fueron devueltos del aeropuerto internacional de Maiquetía.
Con información de Efecto Cocuyo