En materia de mortalidad materna, Venezuela va en sentido contrario al promedio de la región. Mientras que entre el año 2000 y 2015 en todo el continente americano el índice de muertes de mujeres al momento del parto disminuyó 32% en promedio, durante el mismo período en Venezuela aumentó. Pese a que se desconocen cifras detalladas de ese incremento, porque las autoridades de salud venezolanas dejaron de publicar los anuarios de mortalidad desde el año 2015, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) confirmó recientemente este aumento.
En el informe la Comisión de la OPS sobre Equidad y Desigualdades en Salud en las Américas, titulado “Sociedades justas: Equidad en la salud y vida digna”, se atribuyó a las precarias condiciones sociales y económicas de las mujeres, sobre todo las residentes en entornos rurales, evidenciado en las dificultadas en el acceso a servicios de salud, adecuados y de calidad, además del deficiente suministro de agua, registradas en Guyana, República Dominicana, Panamá y Venezuela.
La evidencia muestra que las mujeres de poblaciones pobres y marginadas corren mayor riesgo de problemas del embarazo que las mujeres que están en mejor situación”, reseñó la OPS en el documento en el que se enfatizó que en la región las complicaciones más comunes en el parto, como la preeclampsia, eclampsia o trastornos hipertensivos, estás asociados a “una posición socioeconómica más baja, el origen étnico y la residencia en zonas rurales”.
El organismo insiste en que la tasa de mortalidad materna es un indicador clave para conocer las condiciones socioeconómicas se una población determinada y la eficacia del sistema de salud en general. De ahí la importancia de mejorar la situación de las mujeres, en función de prolongar su esperanza de vida antes durante y después del parto.
La Sociedad Venezolana de Infectología (SVI) alertó que el elevado índice y su sostenimiento en el tiempo revela que en el país no existe una adecuada atención en el proceso del embarazo, desde antes del parto. Todo esto relacionado con las denunciadas fallas en la dotación de insumos, adecuación tecnológica de las instalaciones hospitalarias y la insuficiencia de personal calificado, a lo que se suma la ausencia de una política integral de salud para embarazadas y parturientas, pese a la implementación del llamado Plan Nacional Parto Humanizado, que fue aprobado el 11 de julio de 2017.
“Venezuela tiene una de las peores tasas de mortalidad materna. Una mortalidad materna elevada está asociada directamente, en la mayoría de los casos, con u inadecuado o inexistente seguimiento prenatal, y una atención periparto deficiente o con fallas”, sostuvo María Graciela López, presidenta de la SVI.
López enumeró, entre otros factores que inciden en el aumento de la cifra de fallecidas antes, durante o después del parto, las fallas en la atención posnatal, la omisión de exámenes post parto para detectar potenciales complicaciones, debido al desabastecimiento de reactivos, y la deficiente educación de las parturientas que omiten fases importantes del control prenatal.
“La atención posnatal es importante para la salud de los lactantes y las madres, este período es usado como entorno natural para ofrecer orientación esencial, pero muchas omiten esta etapa. Esa se une a otras circunstancias más inadecuadas registradas, como el creciente número de parturientas que acuden en trabajo de parto avanzado, sin ningún tipo de control prenatal; y que por escasez de espacio y personal egresan sin poder hacerle exámenes serológicos de VIH y Sífilis”, relató.
Con información de El Pitazo