Al hacerse un balance sobre cómo estuvo la economía de Venezuela durante el primer trimestre de 2021, se puede decir que la crisis continuó su curso, pero llevándola a lo que muchos llaman la «nueva normalidad» del país. La pandemia por covid-19 y en consecuencia la cuarentena, son factores que llegaron para complicar la situación. Al terminar marzo, en el país aún había hiperinflación, recesión, devaluación, dolarización de facto, baja producción petrolera y escasez de gasolina y diésel.

En el primer trimestre de 2021 la situación económica en Venezuela no mostró cambios significativos. La crisis económica siguió su camino, pero con un impacto mucho mayor en la población ante el aumento de los casos de covid-19 y tras una crítica asistencia sanitaria en todo el país.

Durante este período, se manifestaron los mismos problemas que aquejan a los venezolanos desde hace varios años: recesión económica, devaluación, hiperinflación, pobreza, baja capacidad de compra, desigualdad, desabastecimiento de gasolina y diésel, escasez de efectivo y menor calidad de los servicios públicos.

Entre el cierre de 2013 y 2020 el producto interno bruto (PIB) venezolano se contrajo 79,4%, una recesión que según estimaciones conservadoras de la consultora Ecoanalítica se prolongará durante 2021 y no mostrará señales de reversión hasta 2022. Mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica un decrecimiento para este año de 10% y una inflación de 5.500%; pero más grave aún, reportó que el país superó a Haití en niveles de pobreza al calcular un ingreso per cápita de 1.541 dólares por habitante y al ser una de las economías con menor tamaño en la región.

El mayor problema que tiene hoy Venezuela para crecer está justamente por el lado de la demanda interna, explica el economista Leonardo Vera y agrega que la inversión pública está paralizada, ya que el gasto de consumo del gobierno se ha contraído dramáticamente con la caída nominal en los ingresos internos y de origen petrolero.

«Por el lado privado la poca inversión se circunscribe al sector comercial y en general, el principal problema que las empresas aún manifiestan es la baja demanda», agregó.

La Encuesta Cualitativa de Coyuntura Industrial de Conindustria para el cuarto trimestre del año, revela justamente que el aspecto que más ha impactado en la producción de productos industriales es la baja demanda, seguida de la competencia de productos importados.

En estos primeros tres meses, es factible que continuara la contracción debido a la paralización de actividades y a la cuarentena decretada para evitar la propagación del covid-19, pero también por una producción petrolera disminuida (aunque mayor que en meses anteriores). Las empresas que solicitaron durante todo 2020 prorrogas para el pago del Impuesto sobre la Renta, así como la modificación del calendario de obligaciones tributarias mientras existiera una declaratoria de emergencia por la pandemia, no fueron escuchadas y muchas mostraron inconvenientes para cumplir con estas obligaciones.

Fueron pocas las medidas gubernamentales para recuperar la actividad económica o para disminuir las presiones inflacionarias y de devaluación. La producción se vio afectada por una mayor escasez de gasolina y principalmente de diésel o gasoil, lo que evitó además el traslado de los productos desde las zonas agrícolas y ganaderas al resto del país.

Lo que se hizo en este período desde la administración de Nicolás Maduro no forma parte de un plan económico y financiero integral, y las medidas ejecutadas han sido catalogadas como «cosméticas». Desde el Banco Central de Venezuela (BCV) se emitieron tres nuevos billetes de más alta denominación para ampliar el cono monetario, se redujo el encaje legal bancario para que se liberaran mayores recursos para ser entregados en créditos y mantuvo su estrategia de intervención cambiaria para tratar de mantener los precios.

En materia petrolera se firmaron nuevos acuerdos con Rusia, se siguió exportando crudo a países aliados como China, y muy posiblemente también oro a Emiratos Árabes y Turquía.

Se fomentó desde el alto gobierno un plan de privatizaciones a la sombra de la Ley Antibloqueo. La entrega de compañías estatizadas a empresarios del sector privado considerados «amigos»; la flexibilización de la política arancelaria que incentivó la importación de productos terminados y que llenan los anaqueles de los bodegones; y el aumento de la dolarización han creado una «sensación de mejora» en el país.

Esto ha llegado a ser considerado como la «normalización de la economía», eso que ha llevado a muchos a decir «esta es la nueva realidad y debemos aceptarla para sobrevivir». Sin embargo, otra realidad aparece y preocupa a buena parte de la población: entre 20% a 25% del PIB o de los recursos en divisas que circulan en el país proviene de la llamada «economía negra o ilícita», de acuerdo a datos de Ecoanalítica.

Para leer la nota completa en Tal Cual, pulsa aquí 

Con información de Tal Cual

Ir a la barra de herramientas