Ante la falta de efectivo y el bajo poder adquisitivo de los venezolanos, los buhoneros implementaron la práctica de vender los alimentos en porciones pequeñas denominadas “teticas”.
En la redoma de Petare, en el bulevar de Catia y en el de Candelaria se observan entre 5 y 6 puestos continuos en los que se venden la bolsita con 4 cucharadas de café, 4 de azúcar y 4 de leche a 10.000, 9.000 y 13.000 bolívares, respectivamente. Las de arroz y de aceite, que contienen el equivalente a una taza mediana y pequeña, cuestan 17.000 y 15.000 bolívares.
“Es un rebusque. A nosotros nos llegan dos cajas CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) y de ahí tomamos un paquete de leche, otro de azúcar y dos de arroz que empaquetamos y vendemos”, explicó una vendedora en Petare, que pidió no mencionar su nombre.
La asesora laboral Maryolga Girán señaló que esta forma de venta al detal, que también conlleva problemas sanitarios por cómo se empaca y se guardan los alimentos, es una recomposición de la economía informal que se suma al bachaquerismo dentro de la realidad de la hiperinflación y la escasez de los productos regulados.
Agregó que con las bolsitas, los buhoneros reponen rápidamente inventarios, pues es más fácil vender en porciones a un precio que los consumidores empobrecidos pueden pagar. Eso no ocurre si se trata de un paquete completo del producto.
El sindicalista Dick Guanique advirtió que los buhoneros se han convertido en proveedores del dinero en efectivo. Aseguró que venden los billetes a los interesados con un recargo de 15% y 20%. “Debido a la falta de efectivo, los billetes se han convertido en una mercancía más”, dijo.
Indicó que el kilo de azúcar cuesta 90.000 bolívares si el pago es en efectivo, pero si se cancela en plástico el precio es de 170.000 bolívares. Precisó que los vendedores ambulantes representan 30% de la población de los trabajadores del sector informal de la economía.
Publicado por El Nacional
07/01/2018