La venta de pollos, carnes, pescados y cerdos al aire libre, en tarantines improvisados con toldos, tobos y vitrinas en las que meten la carne cruda, crecen en toda la Gran Caracas. Ante ellos, los ciudadanos realizan largas colas para comprar estos alimentos sin pensar en el peligro que ello conlleva.

venta_de_pescado_2016-11-30Julio Castro, infectólogo, explica que la venta de estos alimentos en esta forma no es higiénico. «La venta de estos productos a la intemperie no es sano y tampoco higiénico. Hay normas básicas para el expendio de alimentos y no creo que en estos lugares se cumplan. Hay normas que tienen que ver con elementos orgánicos, con la capacidad que estos alimentos tienen de contagiarse con las bacterias, así como de producirlas y que evitan que esto suceda», señala el galeno.

Mariángel Paolini, química de alimentos, indica que debido a la temperatura que tenemos en el país (por encima de los 30 grados centígrados), ningún alimento perecedero que necesite refrigeración debe estar expuesto en un mercado abierto y mucho menos sin una nevera.
«Ningún producto cárnico ni lácteo, debería estar a más de 5 grados centígrados. Debe estar en un camión cava o en su defecto en una cava», comenta.

El doctor agrega que el pollo, por ejemplo, tiene salmonella en sus intestinos, y que para evitar que crezca necesita ciertas condiciones de refrigeración. Señala que bien refrigerado y una vez cocinado no hay riesgo de que se propague.

Paolini señala que manejar estos alimentos en estas condiciones, en tobos y a temperatura ambiente, aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades producidas por alimentos, así como la contaminación cruzada entre ellos y otros organismos.

«Desde una infección alimentaria hasta intoxicaciones se pueden dar si los cárnicos y lácteos están sin refrigeración por mucho tiempo. La proliferación de bacterias se hace más expedita. Las bacterias se multiplican en escala algorítmica cada 30 minutos. Ahora, si están todo el día en temperatura ambiente, cuánto crecen», dice.

venta_de_queso_2016-11-30Mención aparte resalta el papel de quién despacha el producto y sus condiciones higiénicas. «Puede haber contaminación cruzada de quien despacha hacia el alimento, como por ejemplo un cuadro viral o infeccioso que se le puede transmitir al pollo, carne o cerdo crudo. Alguien que hable sobre el pollo puede transmitir los virus o bacterias al animal, asimismo si no se maneja correctamente, se puede convertir en un foco de contaminación en la cocina hasta que se cueza».

Igualmente, comenta que en estos lugares quien despacha debe ser una persona, mientras que el que cobra debe ser otra para evitar más transmisión de bacterias. Por su parte, el doctor Castro acota que para manipular alimentos existe una normativa oficial. Explica que las personas que los manejan deben estar certificadas y duda que quienes realicen este trabajo en los tarantines en la calle, lo estén.

FUENTE: EL UNIVERSAL
FECHA: 30 DE NOVIEMBRE, 2016

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