La economía informal cada día aumenta en las calles y aceras de la capital de Guárico, donde hoy se observa la afluencia de vendedores que ofrecen distintos productos de primera necesidad, como detergentes, frutas, vegetales, hortalizas y aliños.
Amado Díaz de 55 años, licenciado en Comunicación Social, relató que desde hace más de 10 años se dedica a la venta de condimentos y obtiene ingresos superiores al sueldo mínimo.
“Dedicarme a la venta de condimentos me sirve de gran ayuda porque recibo ingresos que no percibo con mi profesión. Hay días en los que vendo 50.000 o 60.000 bolívares en condimentos”, resaltó Díaz, quien indicó que recientemente rechazó una oferta de trabajo en un organismo del Estado en la que le plantearon como remuneración Bs. 40.000, correspondiente al salario mínimo.
Luego de trabajar por cinco años en la Gobernación del estado, Díaz reconoce que los beneficios de la economía informal lo apartaron del ejercicio del periodismo: “En ninguna parte del país vale la pena ejercer una carrera profesional porque somos mal remunerados”, acotó.
Experto en plantas medicinales
Pedro Caldera es un ingeniero agrónomo de 59 años y tiene más de 15 años con un local en el mercado municipal de San Juan. Es conocido por la venta de condimentos, plantas medicinales y otras especies.
Caldera explicó que aunque por varios años trabajó para la administración pública, siempre estuvo vinculado a la economía informal y un día instaló su propio establecimiento, en el que hoy ofrece, además de aderezos, plantas que son adquiridas por sus propiedades curativas para las dolencias y enfermedades de los habitantes de la capital llanera. Esto resulta más económico y accesible ante a la escasez y el alto costo de los medicamentos.
“Lo que uno gana alcanza es para sobrevivir, comprar alimentos y algo de ropa”, enfatizó el profesional de la agronomía, quien aspira a ver un cambio en el país que genere mejores políticas públicas en función de la recuperación del aparato productivo en Venezuela.
Con información de El Pitazo