Años de abandono han hecho mella en las calles y carreteras del estado Táchira. De punta a punta, sus 29 municipios corren el riesgo, en mayor o menor medida, de quedar aislados.

Las principales vías de acceso, las troncales 5 y 1 que conectan con el llano y el estado Mérida, respectivamente, muestran una cara de total desidia.

Desde 2008 la competencia del mantenimiento de carreteras y autopistas pasó de la gobernación del estado al Ministerio de Transporte, por lo que hasta la más mínima reparación es responsabilidad del ente nacional. Pese a esta situación, el ejecutivo regional, la Corporación de Infraestructura y Mantenimiento y el Instituto de Vialidad han registrado más de 2000 fallas en las rutas de esta entidad andina. El riesgo inminente de colapso vial está latente.

La autopista Antonio José de Sucre, evidencia el abandono de todos los gobernantes. Huecos, desniveles, falta de iluminación y rayado, son sorteados por los conductores que deben transitar por el lugar.

Otra arteria vial que constantemente “cobra” cauchos es la Simón Bolívar, conocida también como Marginal del Torbes, pues se ubica al lado del río que lleva ese nombre. Huecos, falta de luz, maleza y grandes derrumbes afectan el libre tránsito por esta ruta.

A escasos metros de la sede del Cicpc, en esta misma zona, el desnivel es un anuncio para los sancristobalenses: en cualquier momento cede el terreno. A pesar de que en el lugar se construyó un muro de contención, otra vez empezó el deslizamiento y con la llegada de las lluvias, se acelera el deterioro. Cabe destacar que en este sector delincuentes de barrios vecinos aprovechan que los conductores se ven obligados a disminuir la velocidad para sortear los huecos y asaltan los vehículos.

El terreno arcilloso sobre el cual está la mayoría de las vías en el Táchira no ayuda mucho, pues en temporada de lluvias se agudizan los deslizamientos y derrumbes. Hace casi un año, el 26 de julio de 2018, tras varios días de precipitaciones, un tramo de la ruta a Rubio, específicamente en el sector Santa Elena, colapsó totalmente: dejó a más de 15 familias damnificadas y más de 1500 personas afectadas.

Entre todo lo anterior, cabe recordar que han pasado 43 años y aún no se ha culminado la autopista San Cristóbal-La Fría. En 2012, José Vielma Mora, gobernador del Táchira, prometió concluir la obra y para ello aprobó recursos millonarios en dólares. Sin embargo, incumplió su compromiso al igual que Hugo Chávez, quien también hizo la oferta de finalizar la importante vía de comunicación. El destino de los recursos se desconoce.

Desde que se toma la vía a El Mirador, lo que hay es huecos, baches y desniveles. Para quienes están acostumbrados, sortearlos es un reflejo casi involuntario, pero quienes no habían visitado esta zona, padecen de serios dolores de cabeza, pues los vehículos se ven afectados con tantos hoyos.

En la ruta para la frontera, empezando el ascenso, unos metros más allá de la fábrica de ladrillos, la carretera se está yendo poco a poco. Lo que comenzó con un pequeño desnivel ya dejó sin canal de descenso a la vía, por lo que quienes van a San Cristóbal deben invadir el canal de quienes van en sentido contrario, lo que causa serios accidentes de tránsito.

Las pésimas condiciones del terreno y el cauce del río Torbes han causado grandes daños a esa carretera. Uno de los más significativos fue en 2010 en El Zigzag. Gigantes rocas cayeron sobre la vía. El estado quedó incomunicado por más de un mes.

En la actualidad, en ese mismo sector hay más de 100 metros de carretera en riesgo, pues el río en una crecida se llevó todo el tramo, por lo que hubo que hacer una serie de reparaciones que quedaron a medias. No hay asfalto, sino material rocoso que es aplanado por los cientos de carros, camiones, gandolas y autobuses que transitan por allí.

Pero el río Torbes no solo ha causado estragos en la troncal. En la vía a Santa Ana, municipio Córdoba, se “comió” la carretera en el sector Caimta (se llama así por la proximidad al ente gubernamental).

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