Una arepa elaborada con harina de maíz en el desayuno, pasta o arroz acompañada de cualquier proteína en el almuerzo; y para la cena, quizás pan o de nuevo arepa. Así es como, culturalmente, acostumbraba comer el venezolano.

Sin embargo, esos hábitos han tenido que variar considerablemente, porque el desabastecimiento de productos actualmente supera el 80%. Esto trae consigo que la mayoría de la población tenga que hacer hasta, según denuncias de las personas, 15 horas de colas para adquirir productos como azúcar, aceite, mantequilla, mayonesa, pasta, arroz, harina procesada, entre otros.

Para la especialista en nutrición clínica, Deisy Martínez, el venezolano está expuesto a una carga constante de estrés para tratar de garantizarse la alimentación y eso es perjudicial para la salud. Dice que la clave está en degustar lo poco que ingerimos.

Afirma que la escasez y el desabastecimiento hay que manejarlos de manera apropiada para evitar complicaciones de salud, aunque advierte que gran parte de los alimentos que hoy escasean, si se ingieren de forma desproporcionada, podrían causar enfermedades. Para ella el venezolano ha tenido que dejar de vivir para comer, porque ahora come para vivir.

“El consumo de azúcar aumenta el riesgo de padecer diabetes mellitus, triglicéridos altos, obesidad y cáncer. Mientras que el aceite, la mantequilla y mayonesa, contienen grasas saturas que inciden en el aumento del colesterol y además producen obstrucción arterial. La pasta, arroz y harina son carbohidratos de alto índice glicémico, es decir, aumentan el azúcar en la sangre y contribuyen con la aparición de obesidad”.

Martínez dictó recientemente un foro denominado “Comer rico en tiempos de crisis” que fue organizado por el Gobierno de Miranda en el Centro Cívico Cultural Hacienda La Guadalupe, ubicada en Ocumare del Tuy, actividad en la que brindó alternativas para aprovechar las propiedades de los productos que se consiguen con mayor facilidad en el mercado, aunque reconoce que por el alto índice inflacionario, no todos los sectores del país pueden costear alimentos como huevo, pollo, pescado, verduras y frutas.

“Estar gordo o flaco no significa que se esté bien alimentado, por el contrario. Por ejemplo, la obesidad responde a múltiples factores, tales como: la persona no come por falta de comida o come mucho, pero no se nutre porque ingiere calorías vacías. Actualmente el venezolano desayuna, pero no almuerza y medio cena y lo poco que le deja al organismo lo va guardando y si no hace ejercicios se convierte en grasa”, aclaró Martínez.

Entonces, ¿qué comer?

Explica la nutricionista que ante la escasez de alimentos existen alternativas que pueden ayudar a elaborar platos nutritivos. “Hay que realizar una lista de compras que incluya frutas, vegetales y tubérculos. Todo depende de las preferencias de las personas. Además, es muy importante evitar el consumo de dulces y refrescos, ya que solo aportan calorías vacías. La clave de comer rico en tiempos de crisis, está en ser creativos y organizados”, apuntó.

Martínez sugiere alternativas con las que se pueden organizar menús diarios, “estos pueden ser cíclicos, es decir, que se repitan los ingredientes pero elaborados de forma diferente”.

Para el desayuno: arepa de ocumo, revoltillo preparado con clara de huevo y vegetales, aguacate, lechosa y jugo verde.

Para el almuerzo: ñame horneado, pollo en tiras a la plancha sin aceite, aguacate; ensalada de espinas, tomate y cebolla y una fruta de temporada.

Para la cena: elaborar una arepa con masa de harina y zanahoria o calabacín rallado, esto permitirá rendir la harina. Acompañarla de pescado desmenuzado, aguacate y jugo verde.

Señala que el arroz, la pasta y la harina, se pueden sustituir por yuca, ñame, batata, ocumo, plátano, apio criollo y casabe.

¿Y la leche?

Ante la escasez de este producto, Martínez pide no “mortificarse”. Si bien es una fuente importante de calcio, asegura que existen otros alimentos como el repollo que también aporta este mineral, ya que solo 100 gramos de esta verdura contiene más de 200 mg de calcio.

“Estamos en crisis, pero solo depende de nosotros alimentarnos sanamente. Para eso, debemos procurar hábitos saludables, como dejar de lado lo industrializado en materia de alimentos y degustar comida de verdad. Mientras más pensemos en comida, mas ansiedad sentiremos, más peso aumentaremos y más descontrol alimentario habrá”, subrayó.

Prensa Miranda / Martín Sojo

Infografía/ Marian Matos

Área Metropolitana, 15.08.2016.-

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