Jorlys Ruiz tiene una venta de helados, agua y hielo en el frente de su vivienda de Cabimas, en el Zulia. A causa de los bajones eléctricos compró dos unidades para su cava refrigeradora, por las fallas de energía se quemó. Esta realidad la viven así como ella muchos otros zulianos.
A pesar de los altos costos de la reparación, debe hacer un esfuerzo porque con sus ventas mantiene a su familia.
Desde febrero, cuando ocurrió un apagón que dejó a Cabimas sin servicio eléctrico por 23 horas, tras la explosión en una subestación, su vida cambió y evita salir de su casa, o cuando necesita salir, deja todos los electrodomésticos desconectados para que no se quemen.
Cientos de zulianos viven el mismo calvario. La crisis eléctrica se agudiza y no hay respuesta de las autoridades sobre cuál es el problema que causa las fluctuaciones y cortes. Solo argumentan que es “saboteo”.
En un día normal se contabilizan hasta 6 bajones, depende de la zona. Mariano León, ingeniero eléctrico, cuanta con un medidor de corriente en su vivienda y, a veces, el voltaje de 220 voltios asciende a 260, lo que produce daños irreparables en los artefactos.
“Yo cada vez que hay un bajón, apago todo y mido el voltaje que hay. Todos están pendientes, porque es más costoso comprar o reparar lo que se dañe. Espero que se regularice para volver a prender”, dijo.
“Mi vida es correr todo el día”, dice María Parra, habitante del sector La Cañaíta en Santa Rita, ubicado a 25 minutos de Maracaibo.
Cada vez que hay un bajón, debe apagar los artefactos y esperar entre 20 y 30 minutos para volverlos a utilizar.
En su casa vive junto a su abuela y dos de sus hijos, duermen con dos ventiladores que les prestó un vecino, ya que su único aire se dañó en un apagón. No puede comprar otro. “Cómo lo arreglo, no puedo”, explicó.
Las bombas de agua, televisores o los aires acondicionados, son los electrodomésticos que más sufren con las variaciones de la corriente. Muchos han optado por desconectarlos antes de salir de su casa.
Con información de El Pitazo