Todo el que me conoce sabe que no soy una persona de ciega militancia a un partido. Pero no se trata de que quiera estar al margen o que no crea en los partidos, todo lo contrario. Los partidos políticos son vitales para la existencia de la democracia en todo país.
Es a través de los partidos políticos que las sociedades se organizan para impulsar su desarrollo, y allí radica la importancia de tener partidos con principios sólidos que trabajen por el progreso social y en función del bienestar común, del desarrollo del país, y no de intereses particulares.
Cuando nosotros fundamos el partido en el que milito lo hicimos para cambiar la forma de hacer política, trascender y por tanto de manera positiva contribuir a cambiar la historia de nuestro país. Venezuela no puede estar supeditada a los intereses de una persona. La política para unos pocos es la que no ha permitido que nuestro país avance pese a ser un país privilegiado por sus recursos naturales y humano.
La política rastrera de los últimos años ha terminado de hundir al país en la miseria, generando mayor dependencia hacia el gobierno para mantenerse en el poder a través del chantaje. Por eso, hoy más que nunca, todos los venezolanos debemos tener conciencia del momento que estamos viviendo, más aún quienes trabajamos en política, debemos estar a la altura de la situación y debemos ser responsables en las respuestas que ofrecemos y los caminos que sugerimos para salir de esta crisis.
Porque si podemos salir de esta crisis, la peor en la historia de nuestra Venezuela. Hay una manera de hacer las cosas que conduce al caos, que es la manera de gobernar de quienes hoy tienen secuestrado el poder, y hay otra manera, la de hacer las cosas bien.
No es posible que teniendo las reservas de petróleo más importantes del planeta, el país esté a punto de caer en default por culpa de las malas decisiones de este desgobierno.
Y no se trata de que el gobierno sea de una tendencia o de otra. Hoy en Venezuela las tendencias políticas no existen. Mientras en Bolivia, cuya tendencia política se supone es la misma que la del desgobierno, atraviesa una década de oro, en nuestro país, con muchos más recursos para ser potencia, vemos como nos hundimos cada vez más.
Bolivia se ha convertido en el único país de América Latina que ha logrado duplicar su Producto Interno Bruto en los últimos 7 años, pese a la caída de los precios del petróleo y de las materias primas. Esto lo ha logrado ese país en gran parte porque ha sabido mantener su moneda estable frente al dólar.
En los últimos años Bolivia ha liderado el crecimiento económico de Latinoamérica, llegando incluso a tener un crecimiento de 5,5% en el 2014. Pese a que la crisis mundial golpeó la economía boliviana, aún se mantiene como un país atractivo para la inversión. Se estima que el crecimiento de 2017 será superior al 4%.
Eso ocurre en Bolivia, un país afin a este desgobierno, mientras en Venezuela ocurre todo lo contrario. Se estima que este año nuestra economía se va a contraer un 12% y para el año 2018 se estima una contracción del 6%, que podría empeorar según la conducta de quien esté en Miraflores. Vamos a ser el único país de América Latina que no tenga crecimiento económico este año.
Esto se agrava cuando vemos que este desgobierno lanza medidas como aumentar el salario mínimo o poner a rodar billetes cada vez de más alta denominación, pero no ejecuta una política económica seria que baje los cada vez más altos niveles de inflación.
El año pasado el país cerró con una inflación de 255%, para este año se prevé que la inflación cierre entre 700% y 1000%, pero para el 2018, por los caminos que vamos, ya se estima que la inflación superará el 2000%. Tenemos la inflación más alta del mundo. En octubre llegó a 50,6%, entrando técnicamente en hiperinflación al rebasar por primera vez en su historia el umbral del 50%, que es lo que define una hiperinflación.
Mientras tanto, la respuesta del gobierno es subir el salario mínimo un 30% para hacer frente a una inflación de 700%. Cada aumento que hace el desgobierno lo vende como un logro, cuando el logro sería no tener la necesidad de aumentar el salario mínimo por la inflación, sino hacerlo como un real beneficio que signifique más dinero para los trabajadores y mejoras en su calidad de vida. Pero los aumentos de estos ineptos siempre están por debajo del crecimiento de la inflación y esta ya se comió el aumento antes de ser anunciado.
El ingreso del trabajador venezolano se llevó a tan sólo 11 dólares. Si se toma en cuenta el ingreso mínimo integral, un trabajador gana al día 15.216 bolívares, esto no alcanza a cubrir ni siquiera las dos de las tres comidas de una sola persona, imagínense para cubrir la alimentación diaria de una familia de cinco personas.
Según la investigación que realiza el Cendas, un trabajador necesita un mínimo de 61.495 bolívares diarios para alimentar a su familia. Es decir, que mensualmente necesita 1 millón 845 mil bolívares. ¿Qué trabajador venezolano puede ganar eso en un mes y sólo para comida?
Con el “aumento” que anunciaron solo se cubre el 24,7% de las necesidades de alimentación de una familia de cinco personas. El aumento fue otra burla, como siempre. Que cada trabajador saque la cuenta y vea por sí mismo en qué se traduce el “aumento”.
Pero para el desgobierno no tenemos que preocuparnos, ante la crecida de los precios tuvieron otra “gran idea”, sacar el billete de 100.000 bolívares para que se haga menos pesado el dinero en su bolsillo, si es que algún día consigue tener ese billete en sus manos claro.
Todo indica que nos quieren llevar por el mismo camino de Zimbabue, que al igual que en nuestro país, la inflación crecía a un ritmo tan acelerado que su moneda perdió valor rápidamente, como ocurre con el bolívar.
El país africano decidió emitir billetes de alta denominación como medida para adecuarse a la creciente inflación y terminaron imprimiendo billetes de billones de dólares zimbabuenses. Hasta que finalmente en 2015 decidieron retirar su moneda de circulación tras haber perdido prácticamente todo su valor.
¿Les suena esa historia? Las acciones de este desgobierno en materia económica nos están llevando por el mismo camino. Ya tenemos un billete de 100.000 bolívares que en realidad es de cien millones de bolívares (Bs. 100.000.000) si tomamos en cuenta que ya hubo una reconversión de la moneda donde nos dijeron que ahora tendríamos un bolívar fuerte.
Lo único fuerte que han hecho es la destrucción del país, eso si ha sido fuerte.
Pero frente a ello debemos seguir de pie. Debemos seguir luchando por el país que queremos, debemos unirnos todos los que realmente queremos un cambio, todos los que estamos en esto no por un cargo o posición sino por una Venezuela distinta. Tenemos que ir más allá de los partidos, encontrarnos todos los que queremos rescatar la democracia y las libertades que con ella existen. Si otros países con menos posibilidades han salido de guerras, se han levantado y hoy son potencias, nuestra Venezuela puede salir de las cenizas en las que nos están convirtiendo y levantarse como el ave fénix, sólo tenemos que hacerlo juntos, e iremos a lo profundo de nuestra tierra, donde las comunicaciones son escasas, a llevarles el mensaje.
Es momento de formar una nueva unidad, sólida, sin vicios, que trabaje por el cambio que queremos todos los venezolanos. Para eso nos metimos en política, para servir a los demás, ese es nuestro motivo de vida, el mío, el de todo el equipo que me ha acompañado durante todos estos años, y el del partido en el que milito, y así lo hemos demostrado, porque el que no vive para servir, no sirve para vivir.
Vamos Venezuela, hay que seguir teniendo fuerzas para avanzar. ¡Dios los bendiga!