Algunos padres han asumido hasta tres aumentos en lo que va de año escolar.

El aumento del bono de alimentación a Bs 108 mil, a partir del 1 de marzo, ha significado para padres y representantes de algunos colegios privados incrementos que van entre 5 mil a 10 mil Bs en las mensualidades y en ciertos casos hasta de Bs 20 mil. Es el segundo aumento que deben enfrentar en lo que va de 2017 y están seguros de que no será el último.

Angélica Mora comenzó el año escolar (octubre 2016) pagando Bs 31 mil en un colegio en San Bernardino, en nivel preescolar. El pasado mes de enero con el aumento de 50% del salario mínimo la matrícula pasó a 40.900 y en marzo le informaron que debe pagar 50 mil bolívares.

Para mantener a sus dos hijos en la institución ha tenido que hacer cambios drásticos en la dinámica familiar; entre ellos buscar nuevas fuentes de ingreso freelance a la par del trabajo formal pues tanto ella como su esposo devengan sueldo mínimo. Prescindió de las tareas dirigidas que el año pasado podía costear y el servicio de transporte escolar (Bs 16 mil) lo asumió la abuela de los niños.

En algunos colegios subsidiados por la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) no han notificado sobre un incremento en las mensualidades pero los representantes, cada cierto tiempo, asumen el pago de cuotas extraordinarias para gastos de reparaciones o  de diversa índole.

Con tres hijos en edad escolar, José Iglesias invierte Bs 120 mil solo en mensualidades sin contar el monto de las meriendas. «Las salidas al parque o a comer no existen a menos que sea un cumpleaños. Tampoco podemos irnos de vacaciones», explica.

En un plantel ubicado en Santa Eduvigis, Estefanía Aponte cancela una matrícula de 17 mil pero paga 25 mil en transporte escolar.

Los profesores de un colegio perteneciente a la AVEC, ubicado en Altagracia, han dejado de asignar maquetas o actividades teatrales que puedan representar gastos extraordinarios para las familias. Y muchos alumnos han tenido que renunciar a comprar en la cantina por el aumento constante de las empanadas, chucherías y bebidas.

La crisis ha llevado a Yamileth Angarita a recalcarle a su hijo, de 14 años, la importancia de cuidar lo que tiene y de valorar la educación. «Este año escolar no compramos nada nuevo, todo fue reciclado del año pasado, compré algunos libros usados en el puente de las Fuerzas Armadas, el primo le prestó la bata de laboratorio, el bolso es el mismo desde hace dos años», explica Angarita, quien ha visto decaer la calidad de la educación que recibe su hijo.

«Aunque es un alumno destacado con notas de 15 y 16 puntos pienso que tendrá que reforzar conocimientos cuando le toque ingresar a la universidad».

Los padres coinciden en que los profesores faltan mucho porque también necesitan tiempo para conseguir los alimentos, muchos renuncian para dedicarse a otras actividades y otros bajan su calidad pues se ven obligados a trabajar en varios colegios.

En los últimos tres meses, se han ido cuatro niños del salón de la hija de Ana Terán y desde que comenzó el año dos profesores de inglés se han marchado de la institución ubicada en el municipio Baruta. El incremento de las mensualidades preocupa a los padres que en octubre de 2016 pagaban 55 mil, en noviembre 61 mil, en enero 89 mil y para los próximos días prevén un aumento que superará los Bs 100 mil.

«Entre mi esposo y yo nos dividimos los gastos, rebuscamos, pedimos crédito, y nos limitamos de muchas cosas para pagarle una educación de calidad a nuestra hija. Y aunque los colegios hacen un esfuerzo hay deficiencias por la crisis que lo arropa todo».

Según cálculos de Andiep,  a nivel nacional, se espera que se retiren de centros privados unos 280 mil alumnos al no poder costearlos. Por su parte, el sector público tampoco cuenta con la infraestructura para recibirlos, porque hay un déficit de 5 mil planteles.

Fuente: El Universal

Fecha: 06 de marzo de 2017

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