Es una estrategia más de las que se han emprendido. Pero lo que desea el régimen es que nuestro pueblo no entienda la magnitud de la crisis internacional en la que se han metido y disimularla hasta donde les sea posible.
Una vez más insisto en que es muy importante entender y ayudar a que nuestra gente comprenda la verdadera magnitud de la crisis. Así que veamos con atención las condiciones políticas en las cuales Nicolás Maduro decidió ir a las Naciones Unidas a burlarse de cada venezolano con hambre, enfermo o asesinado por la violencia que reina en la cotidianidad de nuestro pueblo.
Vayamos punto por punto.
- ¿Por qué es tan singular la acción de la CPI contra el gobierno de Nicolás Maduro?
Lo primero que se debe subrayar es que esta solicitud en la Corte Penal Internacional es muy atípica. Durante décadas, los gobiernos de los países de América Latina habían utilizado una estrategia muy acomodaticia que se conoce como el «principio de no intervención en los asuntos internos de las naciones vecinas». Y bajo ese principio muchas veces la política exterior escurrió el bulto de lo que se estaba originando en Venezuela.
Incluso, desde que se fundó, la Corte Penal Internacional nunca había abierto un proceso contra alguno de sus países miembros, precisamente porque nunca una coalición de países miembros lo había solicitado así.
Lo que pasa es que nunca antes hubo en la región un gobierno tan desastroso, irresponsable y violento como el de Nicolás Maduro y sus cómplices. Hemos pasado a la historia de la diplomacia como el primer país denunciado por otros miembros de la Corte. Otra vergüenza producto del paso de estos irresponsables por Miraflores.
- ¿Qué interés pueden tener esos países en que el modelo político en Venezuela cambie?
Además de denunciar las violaciones a los Derechos Humanos que han sido señaladas en la solicitud, la crisis económica venezolana es una de las razones de peso para que Argentina, Canadá, Colombia, Chile Paraguay y Perú hayan manifestado su alarma.
Se supone que cada gobierno debe velar y defender los intereses de su país. Y ya son varios los Estados que han comunicado de manera oficial que el desastre económico que estamos viviendo en Venezuela se ha convertido en una amenaza para la región.
Los países de la región se han puesto en alerta por las crisis, la hiperinflación, la escasez de alimentos y de medicinas, las persecuciones, la violencia y todas las razones que hay detrás del éxodo de nuestros compatriotas.
Consideremos que muchos llegan sin ahorros, sin trabajo, sin salud. También llevan a sus hijos y precisarán de la salud y la educación pública. Aunque varios han tenido una actitud de puertas abiertas, la llegada de un éxodo complica las políticas públicas de los Estados.
Además del interés en velar por los derechos, también hay razones políticas de peso.
- Entonces, ¿qué exigen esos seis países en la solicitud a la CPI?
La carta firmada por los seis jefes de Estado piden que investigue los abusos a los Derechos Humanos cometidos por el gobierno de Nicolás Maduro desde 2014 hasta ahora. Además, adelantan que ya varios investigadores y organizaciones han levantado data sobre esos crímenes.
Ese documento que introdujeron en la Corte Penal Internacional debe ser atendido por la Fiscal Fatou Bensouda, en calidad de Jefa Procuradora. Es bueno saber que ya la Corte Penal Internacional estaba investigando al gobierno de Maduro, por denuncias sobre violaciones de los Derechos Humanos en Venezuela. Y las acusaciones se basan en acciones de las fuerzas de seguridad, uso excesivo de la fuerza contra el pueblo manifestante, detenciones arbitrarias, persecución a líderes opositores y maltratos severos en los centros de reclusión.
- Si es así, ¿cómo es que Nicolás Maduro aparece en la ONU, sin temerle a una acción política?
Las nuevas condiciones internacionales han puesto en evidencia que el gobierno de Nicolás Maduro no sólo es el culpable de la hiperinflación y de las crisis, sino que también es responsable por cada hogar que ha terminado roto por el éxodo, por la política, por el hambre, por la enfermedad y por la violencia.
¡Y aun así Nicolás Maduro se atrevió a ir a las Naciones Unidas! Lo hizo engañando a su militancia, manipulando la información y fingiendo que aquí no pasa nada.
Ahora atendamos un asunto importante: muchos insistieron en burlarse, en decir que Nicolás Maduro sólo hizo el ridículo en la ONU y surgió la guasa en las redes sociales.
Yo creo que es algo mucho más grave.
Nicolás Maduro ha exhibido ante todo el planeta su crueldad y el completo desinterés que tiene por darle soluciones a la crisis. Sin embargo, no sólo se dio de frente con el repudio de la democracia global, sino también contra las propias cifras de las Naciones Unidas.
En sus análisis más conservadores, la ONU dice que desde 2015 se han ido al menos un millón seiscientos mil venezolanos, pero que sólo en 2018 se irán del país mas de un millón ochocientos mil ciudadanos desesperados por las condiciones de vida a las que nos ha metido este gobierno.
Y esa situación, sumada a las cifras de hiperinflación, resultan imposibles de ocultar.
Por otro lado, ya el Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó la elaboración de un informe sobre los Derechos Humanos en nuestro país. Hubo 23 países a favor de la solicitud y sólo 7 en contra. Sin embargo, 17 países decidieron abstenerse. Y los disparadores que activaron esta investigación son los mismos: la escasez de alimentos, medicamentos y suministros médicos, la malnutrición infantil y el brote de enfermedades que habían sido erradicadas.
Y todo esto le corresponde llevarlo adelante a la actual Alta Comisionada, Michelle Bachelet, expresidenta chilena, quien se ha comprometido con llevar adelante una investigación seria y exhaustiva. Una muestra de cómo ha cambiado la región y la percepción internacional de Venezuela.
- ¿Cómo contribuye esto, entonces, a generar una opción para que Nicolás Maduro y su modelo político salgan del poder?
Quien analice con seriedad estas últimas dos décadas sabrá que hace cinco, diez, quince años, una situación como ésta sería impensable.
La petrochequera del gobierno compraba complicidades y ese populismo ocultaba la naturaleza de un gobierno violento y represor.
Con el tiempo, tal como también ha pasado en Venezuela, los pueblos del continente se han dado cuenta del precio que estamos pagando los venezolanos mientras se valían de eso que hablamos al comienzo: el principio de no intervención en los asuntos internos de las naciones vecinas.
Una solicitud como la que hay hoy en día en la Corte Penal Internacional o la investigación de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, tiene que mover a la reflexión a los pueblos de Argentina, Brasil, Chile, Perú, Uruguay, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y tantos más que han vivido la cruda experiencia de regímenes similares. Estamos siendo gobernados por unos desalmados, una élite conformada por corruptos, tal como las que asesinaron, torturaron y arruinaron la vida de sus pueblos, secuestrando sus libertades.
Y hay algo más: ya Nicolás Maduro no tiene la petrochequera demagoga, porque incluso cercenaron a la industria petrolera, con cuyas ganancias durante la época de Hugo Chávez compraron tantos silencios.
Ahora sólo les queda arrodillarse ante China y Rusia, mientras los países vecinos los consideran un peligro para la región. Y eso en medio de una crisis interna en el partido de gobierno que recorta su capacidad de maniobra populista.
- ¿Cómo saber que con esto de la CPI y la ONU no pasará lo que pasó con acciones como decisiones de la CIDH dictadas contra Nicolás Maduro?
El gobierno se alimenta de la frustración del pueblo que defiende las fuerzas democráticas. Por eso debemos estar atentos con las expectativas políticas que despiertan las acciones políticas contra el régimen.
Si no lo hacemos, será imposible valorar la importancia de cada hecho, de cada avance.
Los tiempos de la diplomacia y la política exterior son lentos. Así que no caigamos en inmediatismos y ponderemos bien el escenario, sin ser pesimistas pero tampoco irresponsables.
Históricamente, las investigaciones de la Corte Penal Internacional suelen durar años. Sin embargo, hay que saber interpretar el hecho de que estas acciones se estén llevando adelante en este momento. Sobre todo porque los gobiernos involucrados en esto han pedido que sea atendido con urgencia.
Y eso podría traducirse en celeridad.
No hay que olvidar que es una situación inédita, porque en 16 años nunca se había propuesto abrir un proceso contra un Estado miembro. Sin embargo, están facultados para investigar y condenar por crímenes de lesa humanidad.
Y ya han atendido casos en África, logrando algunas condenas. De modo que todo trabajo que se adelante ahí tendrá sentido, siempre que desde la política nacional sepamos leer las posibilidades y conectarlas con el trabajo que hagamos en la calle.
- ¿Y entonces qué debe hacer la oposición?
Es lamentable que, una vez más, surjan condiciones políticas ideales para presionar al régimen y la oposición esté fragmentada. Ni siquiera en el sentido de 2014, sino en una exhibición todavía mayor de mezquindades que van sin dirección ni propuestas claras.
Una agenda común nacional es urgente. Ninguna fuerza política, ningún organismo multinacional y ningún ente influyente invertirá su tiempo ni su capital político sin una estrategia que plantee objetivos claros y estrategias democráticas. Creer lo contrario sería demostrar una peligrosa ignorancia política, porque ni siquiera la más descabellada de las acciones que han sido propuestas para la transición tendrán apoyo ni éxito sin una táctica cohesionada que sepa aprovechar el capital político y los distintos factores que deben involucrarse en un proceso histórico que nos está quedando grande.
El régimen de Nicolás Maduro se ha quedado sin más apoyo internacional que el de sus acreedores o el de otros mandatarios acusados de violar los Derechos Humanos.
Hoy en día, el régimen no tiene la más mínima posibilidad de salir bien parado políticamente de todo esto. Pero si no accionamos, si no demostramos que estamos preparados para tomar las riendas del país y ser gobierno, una vez más conseguirán salir bien parados de la crisis política.
No sigamos alimentando con nuestra frustración al monstruo que devora el futuro de nuestra gente y la somete al hambre y a la enfermedad.
No podemos permitirlo: finalmente el mundo está viendo hacia Venezuela y debemos estar a la altura de las circunstancias. Podemos hacerlo con voluntad política y disposición al acuerdo.
Yo siempre he estado dispuesto a trabajar en esa dirección.
¡Mostremos al país y al mundo una idea que provenga de nuestro consenso y les dé fuerza y esperanza verdadera! Sigamos! Unidos los venezolanos y la comunidad internacional en la búsqueda de una solución, no les quedará más remedio que negociar las condiciones de su salida para iniciar una verdadera transición y recuperación de nuestra patria Venezuela!