Con millones de venezolanos regados por el mundo, producto de un doloroso exilio y con un régimen capaz de todo tipo de mentiras, es nuestra responsabilidad hacer que todos entendamos lo que está sucediendo en el país. Especialmente a quienes en la comunidad internacional tienen la intención en ayudar al Pueblo venezolano, repito, ayudar y apoyar al PUEBLO venezolano.
Durante años, quienes hoy sostienen al régimen de Nicolás Maduro y sus cómplices decidieron actuar como si nunca fueran a perder el Poder. Y hoy, cuando están en medio de una grave crisis política, están cercados por la soberbia y el exceso. Y hoy su soberbia no les permite avanzar y negociar una salida que signifique una solución para nuestra patria.
En Miraflores hoy son rehenes de sus propios fracasos, de su propio aparato de corrupción y de las consecuencias de su propia crueldad que ha llevado a millones de venezolanos al hambre. Están acorralados por las consecuencias de su chapuza, su hamponato y su crueldad.
Y es en medio de esta coordenada política, en la que a Juan Guaidó le corresponde, tanto por razones constitucionales como por el momento político que vive nuestra Venezuela, presidir una transición. Juan Guaidó es uno de los diputados que fueron electos por el Pueblo en unas elecciones que representaron una derrota política incuestionable al PSUV. Durante años luchamos para lograr que en el medio de todo tipo de tropelías fuera imposible robarse la voluntad del Pueblo. Esa fue la última elección con algunas garantías, diciembre 2015.
Pero a Nicolás Maduro, ¿quién lo eligió?. Esa es la inquietud incontestable por un régimen que hoy está cercado internacionalmente y al que le llegó la hora que tanto temía y que tanto había evitado: la hora de una elección libre y democrática. No como las que hubo en estos años en el país, sino una 100% libre y democrática.
No estamos en 2013. Ni en 2014. Ni cuando se robaron el derecho al revocatorio en 2016. Ni en 2017. Mucho menos en 2002.
1. Debemos explicarle al mundo cómo llegamos hasta aquí
En este momento es importante que todos los venezolanos entendamos y divulguemos la verdad, para que en otros países no tergiversen lo que ocurre en Venezuela ni se dejen manipular.
Lo que sucedió el 20 de mayo de 2018 en Venezuela no fue una elección, sino una farsa marcada por las barbaries del autoritarismo. El CNE se reafirmó en el cómplice de un proceso donde el gobierno ilegalizó los principales partidos, inhabilitó los principales candidatos, apresó opositores, malversó dinero del Estado y, además, adelantó la fecha de la elección para tratar de evitar que la debacle económica de los últimos meses se tradujera en lo que es hoy: el completo rechazo de una población hundida en el hambre, la muerte y la miseria, por culpa de un régimen ladrón.
Así es como el régimen de Nicolás Maduro es hoy un compendio de fraudes, porque además de ese fraude electoral es el culpable de un fraude social, un fraude económico y un fraude político.
En el fraude político es, quizás, donde han sido más descarados. Así que hagamos memoria, porque debemos hacérselo saber a cada ciudadano que podría estar siendo manipulado, incluso más allá de nuestras fronteras:
1. En 2013 Nicolás Maduro se hizo de la presidencia usando todo el control político, institucional y recursos económicos del Estado. Denunciamos y luchamos porque se hiciera una auditoría a esa elección que se habían robado. Nunca el CNE la hizo, y el TSJ ni siquiera admitió el recurso para demostrar su fraude. Terminamos en instancias internacionales sin respuesta y sin que para ese momento la comunidad internacional respaldase lo que hoy terminó de reconocer. Un régimen que NO cuenta con la mayoría del voto del Pueblo venezolano.
2. En diciembre 2015, la oposición ganó por amplia ventaja las elecciones parlamentarias, consiguiendo la mayoría de diputados de la Asamblea Nacional. Probablemente fue ese el único proceso electoral en el que Nicolás Maduro se midió realmente y en el que resultó contundentemente derrotado. Esta derrota los sorprendió y por eso tuvieron que aceptarla. Sin embargo, entonces, el régimen optó por burlarse de la voluntad de los votantes y apeló a todo tipo de mentiras para impedir que los diputados electos por el pueblo de Amazonas ejercieran sus funciones impidiendo el ejercicio de la mayoría calificada obtenida por los votos. Y así empezó el período legislativo que termina en 2020.
3. En 2016 impidió el ejercicio del derecho constitucional al revocatorio de mandato. Se robó la posibilidad de que el Pueblo decidiera electoralmente una solución a la crisis del país. Todo ello para evitar su salida del Poder.
4. En 2017, viéndose amenazado por un Parlamento opositor que no claudicaba, más la movilización popular exigiendo elecciones libres y respeto a la Constitución, Nicolás Maduro decidió quitarle las competencias de la Asamblea Nacional electa por el voto popular. Llamó a elegir una asamblea constituyente paralela e inconstitucional en una elección que convocó, bajo argumentos inventados y fuera de la Constitución. Fue una retaliación contra los diputados y una demostración de que dos años después todavía era incapaz de asumir su derrota política.
5. La oposición decidió no participar en esa fraudulenta elección constituyente. Los diputados electos por el PSUV abandonaron la minoría de curules que habían ganado en 2015.
6. Esa constituyente inconstitucional ratificó un TSJ con Magistrados ilegales y ratificó el CNE a su antojo. También nombró Fiscal, Contralor y Defensor, todos militantes del PSUV. Esos fueron actos ilegales, porque ésas son competencias exclusivas de la Asamblea Nacional.
7. La misma constituyente inconstitucional llamó a unas elecciones presidenciales en mayo 2018, ordenándole al CNE que las llevará adelante meses antes de quecorrespondiera, sin condiciones de transparencia ni estándares de imparcialidad. La oposición ante semejante atropello, sin partidos y con los candidatos inhabilitados no se prestó a la farsa.
8. Tanto la oposición democrática como la comunidad internacional denunciaron que la convocatoria a esas elecciones fue fraudulenta, porque la hizo una constituyente inconstitucional, fuera de fecha y en condiciones viciadas. Y aún así Nicolás Maduro se dio a sí mismo por reelecto.
9. La oposición democrática y la comunidad internacional declararon la elección como fraudulenta, de modo que el 10 de enero se terminó el período presidencial y no se eligió un nuevo Presidente.
10. En consecuencia, Nicolás Maduro ahora está usurpando la Presidencia de la República.
11. El 23 de Enero de 2018, en correspondencia con la Constitución, el Presidente de la Asamblea Nacional electa por el Pueblo asume las funciones del Ejecutivo en forma interina, hasta que se celebren unas elecciones libres y el Pueblo venezolano elija su Presidente para el período constitucional 2019-2025.
Por otra parte, el fraude económico de Maduro, en cambio, tiene muchas aristas: hiperinflación, escasez, control de cambio, precios controlados, dependencia exclusiva de la menguada renta petrolera, disminución en las importaciones, destrucción del aparato productivo nacional, destrucción de PDVSA, déficit fiscal y, además, haber entrado en default con respecto a la deuda externa, algo que no pasaba en Venezuela desde 1902.
Sin embargo, si hay algo imperdonable, es que todos los países de la región hayan trabajado arduamente por sacar a sus ciudadanos de la pobreza, mientras que nuestro país, que fue el que más se benefició de un barril de petróleo a más de cien dólares, hoy tiene a su población padeciendo hambre, enfermedad y muerte.
Son esas condiciones las que nos condujeron al fraude social, económico y político que hoy encarna Nicolás Maduro. Un fraude en el que hay un número demoledor: hoy en día el 87% de la población venezolana está hundida en la pobreza.
Se robaron el dinero de la mayor bonanza petrolera en la historia de Venezuela y pensaron que nunca los iba a alcanzar la justicia. Ni la de los hombres ni la de Dios. Y ahora se ven en este pantanal, donde el lavado de capitales y los vínculos con negocios ilegales parecen salir de todas las gavetas del gobierno por donde haya pasado un enchufado.
Hoy ninguna de las llamadas “misiones” funciona. Ninguna. Así como no funcionan los módulos de Barrio Adentro ni los CDI. No hay comida en los Mercal, ni en los PDVAL ni en los Bicentenario. Se burlan de los jubilados con el pago de las pensiones y le siguen vendiendo a su militancia que tener que aumentar los sueldos a cada rato es una buena noticia. En los hospitales del sistema público de salud están atendiendo enfermos y parturientas en el suelo. Sin insumos. Sin electricidad. Sin agua. Hay impunidad con asesinos, ladrones y secuestradores. Los pranes mandan en las cárceles por encima de la autoridad estatal. Y ellos son responsables del monstruo que asedia la vida de todos los venezolanos.
Es el fraude de Maduro en lo político, lo económico y lo social lo que hoy tiene a Venezuela en el ojo de una comunidad internacional que hoy pide una resolución pacífica, democrática y electoral al momento que vivimos los venezolanos.
2. No será fácil, pero será
A estas alturas hay una verdad más que clara para el régimen de Nicolás Maduro: ya no puede seguir eludiendo las fuerzas de la democracia. Y tampoco podrá eludir las consecuencias políticas de la decisión del Pueblo venezolano.
¡No tienen el apoyo popular! Debe ser realmente triste que su propio movimiento político haya sido incapaz de lograr que su militancia hiciera una vigilia en el Palacio de Miraflores. Mucho menos se atrevió a acompañarlos en las calles.
Todo eso justo después de una demostración de repudio a su régimen tan incuestionable como la manifestación del pasado 23 de enero en Caracas, que además resonó en todo el país y todas las ciudades del mundo donde hay venezolanos.
Incluso los mensajes de respaldo de las comandancias regionales y del alto mando llegaron más de un día después, pero además llegaron grabados por temor a alguna sorpresa.
Nicolás Maduro ordenó nuevamente a las fuerzas policiales (usar a los policías) a reprimir a la gente, porque cada vez tiene menos soldados y menos guardias y menos cadetes y menos credibilidad. Y en lugares como Caicara del Orinoco vimos el caso de oficiales que se negaron a reprimir a los manifestantes.
Hoy no están con él más que el tren de ministros reencauchados, algunos cómplices en la cúpula militar, su bufete de abogados convertido en TSJ y funcionarios como Tibisay Lucena, quien ha estado a su servicio como la alcahueta en la destrucción de las elecciones libres en el país, cuidándole todo.
Todo esto es consecuencia de no haber obedecido el juego democrático. Cuando Nicolás Maduro no se midió en igualdad de condiciones en 2013 y se inventó ese ínfimo porcentaje para ganar una elección se anunciaba lo que se le venía.
Cada vez que perdió una elección en las gobernaciones inventó gobernaciones paralelas, quitándoles el presupuesto e impidiendo que el Pueblo conociera otra manera de gobernar. Fuiste tú, Nicolás Maduro quien decidió fundar instancias paralelas e ilegales, negándote a reconocer tus derrotas políticas y la pérdida del apoyo popular. No aceptaste tu derrota en la Asamblea Nacional y le echaste la culpa al pueblo. Ordenaste a tu constituyente y a tu tribunal a la medida que inventaran lo del desacato. Adelantaste unas elecciones porque no aguantabas ni una semana más.
En cada uno de esos momentos se anunciaba lo que te venía. Y por eso hoy te desluce esa mentira que cacareas, denunciando un gobierno paralelo cuando el único que intentó crear un Estado de espaldas al Pueblo fuiste tú.
Hoy el único Poder Público electo por los venezolanos ha asumido las competencias ejecutivas, como manda la Constitución y el mundo democrático lo ha reconocido así. Aunque nunca aceptaste una elección de verdad, ahora no te queda otra que ver cómo este Pueblo victorioso avanza hacia una elección libre.
Reconoce a Juan Guaidó, cesa la usurpación y eso sí: asume ante tu militancia la responsabilidad de haber destruido al proyecto político que representaste pero también de darles una solución que les permita seguir existiendo como fuerza política, ellos también lo merecen. Vamos hacia la DEMOCRACIA, palabra que a ustedes nunca les gustó, pero que es la que quieren los venezolanos.
Nunca más este Pueblo se volverá a dejar engañar por ustedes o por cualquier otro que hable en su nombre pero que al final sólo defiende un interés particular. Ya es hora. Se agotó el tiempo con todas sus prórrogas y el pataleo.
Sabemos que la transición no será fácil. Pero será. Y será en Democracia.
Mi apoyo a la Junta Directiva de la legítima y democrática Asamblea Nacional y a Juan Guaidó, hoy Presidente, camino a una transición que nos devuelva la Libertad y la Democracia.
Dios bendiga hoy y siempre a nuestra amada Venezuela