“Aquellos que son más felices son los que hacen más por otros”… y es que en un día tan especial como hoy, en el que la mayoría los hogares venezolanos se preparan para recibir al Niño Jesús como se pueda, hay una cosa que me queda como satisfacción, y es el saber que pese a lo duro y doloroso que ha sido este año para nuestra Venezuela, los venezolanos seguimos siendo gente noble y solidaria.
Estas fechas eran para los venezolanos sinónimo de alegría, de festividad. Hasta el más humilde de los hogares se alistaba para la llegada del Niño Dios. Como buenos creyentes que somos los venezolanos, más allá de los regalos, siempre recibíamos con total espiritualidad y esperanza, su llegada y la festejábamos. Pero este año “Maduro, el Grinch de la Navidad”, ha robado a los venezolanos la posibilidad de esa celebración. Son muy pocos los que esta noche podrán tener una cena navideña como Dios manda.
La crisis económica se acelera cada día impidiendo que los venezolanos puedan tan si quiera cubrir sus necesidades más elementales. Con un bolívar que se deprecia en miles día tras día y una inflación que superará la barrera del 2000% poco es lo que se pueda estimar a la hora de calcular los costos.
Pero la destrucción de todo es a lo que parece que juega este régimen. Destruir la economía hace los venezolanos más dependientes del Estado, y ese es su leimotiv. Mientras, y a la par, busca pisar a quienes lo adversan, inhabilitando a quienes podemos conducir al país por un camino de progreso o eliminando las instituciones que no pueden manipular como la Alcaldía Metropolitana, para hacerse con el control de todo. Porque esa es la única manera que piensan pueden mantenerse en el poder.
Pero no es Nicolás Maduro ni su cúpula los que deciden quien ejerce un cargo o no en el país, es el pueblo a través de su voto, aunque circunstancialmente lo hayan bloqueado. No son ellos los que deciden quien se queda o quien se va. No van a controlar ellos quien trabaja por el progreso de nuestra Venezuela, dándole paso solamente a quienes solo saben destruirla. A mi podrán ponerme todas las trabas que quieran, pero para trabajar y ayudar a los venezolanos no se necesita un cargo, solo se necesita tener la voluntad y las ganas.
Un ejemplo de ello son los comedores para niños con desnutrición o con riesgo de desnutrición que estamos abriendo. Esta semana abrimos dos nuevos comedores, con estos ya son cinco entre nuestro estado Miranda y Vargas; en Las Minas de Baruta, en Ruíz Pineda en Guarenas, en Las Casitas en Guatire, en Las Ánimas en Caucagua y en La Esperanza en Catia La Mar.
Entre estos cinco comedores estamos distribuyendo 2.500 comidas semanalmente, atendiendo a unos 100 niños diariamente en cada uno de ellos. Estos son los primeros que estamos abriendo, pero en enero estaremos abriendo nuevos comedores para seguir atendiendo a una población tan golpeada como aquella que tiene menos recursos, y que lamentablemente son los más vulnerables como los niños y los abuelos los que más padecen la desnutrición.
Y es que solo un bandido destruye la economía de un país tan bondadoso en recursos naturales como el nuestro, con las mayores reservas de petróleo del planeta, que llegó a ser la cuarta economía del mundo, doce veces más que China, y que hoy está en banca rota pidiendo prestado sin control, endeudando cada vez más a los venezolanos.
Endeudados hasta las cejas, con una moneda sin ningún tipo de valor, y un sistema productivo por el piso, los venezolanos se ven cada días más urgidos de soluciones. Es criminal jugar con el hambre de los venezolanos y además negarse a recibir ayuda internacional. Buscar ayuda cuando se está mal es reflejo de sabiduría. Venezuela ayudó a muchos países cuando lo necesitaban, y hoy somos los venezolanos los que necesitamos la solidaridad del mundo para frenar el hambre de nuestro pueblo.
Nosotros no podemos quedarnos de brazos cruzados y esperar mientras vemos que muchos venezolanos pierden la vida, sobre todo cuando hay 280 mil niños en riesgo por falta de alimentación. Por eso, frente al hambre que padecen tantos niños y abuelos, nosotros vamos a seguir poniendo nuestro empeño en lo que es nuestra razón de vida, servir a los demás. Eso no viene con un cargo, esa es nuestra vocación.
Hoy, gracias a tantas personas, podemos decir que alimentamos diariamente a 500 niños en situación de desnutrición. Seguimos creciendo gracias al aporte de tanta gente buena. Siempre estaré infinitamente agradecido con quienes, con su solidaridad, hacen posible llevar el alimento a nuestros niños en situación de riesgo. Recuerden que a quien obra bien, siempre le irá bien.
Algo que forma parte de la naturaleza del venezolano y que nadie podrá borrar es la solidaridad. Los venezolanos siempre estamos dispuestos a ayudar a los demás, aunque muchas veces eso signifique que se deba tener menos. Porque “¿qué es la esencia de la vida? Servir a otros y hacer el bien”.
No hay palabras suficientes para agradecer a todos los que demuestran su solidaridad. Nosotros seguimos adelante, y seguimos con ustedes, con los venezolanos de bien, que somos la mayoría. No dejemos que el grupito que está en Miraflores nos haga dejar de creer en nosotros como pueblo hermano que somos y nos haga perder la fe en que juntos podemos construir un futuro mejor.
En estas navidades no serán juguetes lo que entregaremos como siempre lo hacíamos, serán alimentos para quienes tanto lo necesitan, nuestros niños. Los niños no tienen culpa de este desastre económico.
Destruyeron nuestra Venezuela pero si podemos recuperarla, que no les quepa duda de eso. Dudar es lo que quiere el gobierno que hagas. Por supuesto, se necesita un cambio político y el trabajo y esfuerzo de todos los venezolanos.
No podemos perder la esperanza de tener el país que queremos. Como no podemos dejar de recibir con amor y fe al Niño Jesús en nuestros hogares porque para recibir la Navidad solo se necesita tener el corazón abierto.
Que hoy todos los venezolanos reciban miles de bendiciones y el Niño Dios nos de el mejor regalo de todos, la sabiduría y la fuerza para salir de la peor crisis de la historia de nuestro país, porque Venezuela siempre valdrá la pena.
Nuevamente gracias infinitas siempre a quienes colaboran en el programa de los comedores Alimenta La Solidaridad. Gracias a todas las madres que están cocinando para esos niños y poner su tiempo y sus espacios para hacerlo. Gracias a todo el equipo que con esfuerzo hace posible que podamos llevar acabo este hermoso proyecto. Todos ustedes serán premiados por tanta bondad.
¡Dios los bendiga y bendiga a nuestra Venezuela! ¡Seguimos!