Hace apenas unos días el régimen venezolano se convertía, una vez más, en el centro de un artículo exhaustivo en un medio periodístico tan importante como The New York Times. El título, traducido a nuestro idioma, sería algo así como “Aviones, caballos y sobornos: cómo un funcionario venezolano se convirtió en multimillonario mientras su país se derrumbaba”.
Ese país al que se refirieron es nuestra Venezuela y ese funcionario que se hizo multimillonario era el Tesorero de la República, Alejandro Andrade.
Somos varios quienes tenemos años denunciando el saqueo más grande en la historia de nuestro país. ¡Y cuidado si no estamos a punto de entrar entre los saqueos más grandes en la historia de la política mundial!
Y es que cada vez queda más expuesta la verdad: desde que llegaron al Poder se encargaron de armar todo un proyecto político para llenarse la boca diciendo que trabajaban por y para el Pueblo, cuando no estaban haciendo otra cosa que generando las condiciones para poder robar a manos llenas.
Como deberían saber en Miraflores, si es verdad que han leído al menos un poquito a Carlos Marx, detrás de un proyecto político como ése no hay otra cosa que un proyecto económico.
En dos platos: fingieron una revolución, pero lo único que querían era apoderarse del dinero de la Nación y repartírselo después de desmembrarla, como hacen los zamuros con la carroña.
Ahora queda claro por qué desde el gobierno vivían inventando un montón de etiquetas para definir a quienes hemos luchado con honestidad por restaurar la democracia en Venezuela. No era otra cosa que eso que los psicólogos llaman una ‘proyección’.
Nos llamaban imperialistas, pero eran ellos y sus cómplices quienes paseaban con sus amigos por Miami. Nos llamaban oligarcas, pero eran ellos y sus cómplices quienes compraban caballos de raza y carros deportivos último modelo. Nos llamaban frívolos, pero eran ellos y sus cómplices quienes colmaban su agenda con celebraciones excesivas mientras el Pueblo se muere de hambre.
Le hicieron creer a su gente que iban a cambiar el mundo, pero en verdad lo único que querían era comprarlo.
El problema es que todo eso lo hicieron con el dinero de los venezolanos. Y es importante destacarlo, subrayarlo y repetirlo cuantas veces sea necesario: esa plata con la que se estaban dando la gran vida es el dinero que le pertenece a los venezolanos y que debería estar representado en infraestructura, servicios y seguridad, así como en salud, alimentación y educación.
Por eso es muy importante que en esa hoja de ruta que planteó el Frente Amplio el lunes pasado se considere muy en serio la repatriación del dinero que se han robado todos esos corruptos vinculados con el régimen y que, como Andrade, han metido mano sin escrúpulos ni vergüenzas en el dinero público.
¡Y les advierto que hay que prepararse, porque ahora vienen los «atenuantes»! Y esto se los digo como alguien que estudió Leyes: si es verdad que Andradre llegó a Estados Unidos, no les extrañe que ese señor tenga 4 años negociando con la justicia de allá.
Ese señor salió caminando de la Corte y eso es algo que debe tomarse como un síntoma de lo que viene. Si se confiesa culpable, ¿se han preguntado cómo es que ahora tiene tres meses para entregarse? Cualquier analista llegará a la misma conclusión: Andrade tiene una negociación con Estados Unidos y eso los tiene a todos temblando.
Sin embargo, cuidado con terminar convirtiendo en un héroe a alguien que desfalcó a los venezolanos. Sépalo bien: Andrade no era un funcionario más. No se trata del trabajador de un ministerio ni de un matador de tigres. ¡Se trata del hombre que era el Tesorero Nacional durante el gobierno que vivió la mayor bonanza petrolera en nuestra historia!
Y ahora, delante de un tribunal, dice que siente un enorme remordimiento. Si es así, entonces que devuelva cada centavo que se robó y que ayudó a robar, porque es obvio que ahí ayudó a que un montón de sinvergüenzas se llenaran de billete mientras, como dice el reportaje de The New York Times, el país se desmoronaba.
Así que estamos claros en que detrás de ese nombre debe haber una larga lista de corruptos a quienes habrá que investigar para el momento en que sea preciso repatriar esos capitales.
¿Cómo se va a hacer esto? Basta con conocer experiencias recientes de repatriación de capitales producto de la corrupción. Sin ir más lejos, en América Latina se han llevado a cabo procesos que sirven de referencia y hemos estudiado con mucha atención, a fin de no cometer los mismos errores, pero sí conseguir los objetivos principales: recuperar el dinero robado e invertirlo en las políticas públicas que permitan darle a las familias venezolanas la calidad de vida que se merece.
Porque hay que recordarle a cada uno de los venezolanos que ese dinero era y es suyo. Es el dinero que no se invirtió en las urgencias, ni en las necesidades ni en las soluciones que nuestra gente reclama. Es el dinero que sirvió para que unos pocos se enriquecieran, mientras hay niños sin ir a la escuela y comiendo de la basura.
Pensemos nada más en uno de tantos casos de corrupción: la Planta Procesadora de Leche en Polvo «Mirimire», en el estado Falcón, en la que se gastaron millones de dólares pero jamás funcionó. Mientras en nuestra Venezuela hay niños que nunca han probado la leche y sus madres se han ido a otros países, incluso a pie, para poder obtenerla.
Todo eso es parte de una corrupción que arrasó con el futuro de quienes menos tienen, pero haciéndoles creer que los beneficiaban, cuando en verdad los estaban robando.
Hasta hace nada, en el mundo nadie parecía darse cuenta de que en este país fueron saqueados miles de millones de dólares por este gobierno y sus cómplices. Hoy el mundo está conociendo los escándalos de corrupción más grandes de nuestra historia. Y esto debe unirnos para seguir luchando en una solución política que nos permita salir de esta oscuridad.
Nicolás Maduro no tiene intenciones de resolver ninguno de estos asuntos. Por el contrario, está de espaldas al país y a sus problemas, porque han decidido concentrar sus esfuerzos en conservar el Poder. Al punto de convertir su cumpleaños en pública celebración mientras los zulianos contaban, en medio de un apagón, doce años de la vez que pusieron la primera piedra del segundo puente sobre el Lago de Maracaibo. Otro dineral robado que suma al montón de ferrrocarriles y autopistas sin terminar.
Ver a los atletas paralímpicos de baloncesto cerrar la Autopista Francisco Fajardo en una protesta para que se les den recursos debe llenarnos de vergüenza, pero también movernos a la acción.
Nunca habíamos visto que cayera un pez gordo. ¿Cuántos más van a caer? Tenemos que hacer que el mundo entienda que esta crisis que estamos viviendo también tiene una de sus causas en la corrupción, en el dinero que se han robado como parte de un proyecto político que creció con la única intención de permitirles robar todo lo que quisieron.
No vamos a quedarnos callados. Tenemos un compromiso con quienes tuvieron que irse de nuestro país, con quienes están pasando hambre, con quienes tienen vulnerabilidades. A eso nos debemos. A ellos me debo y siempre ha sido así. Y si aún no hemos logrado el cambio definitivo ha sido por todas las tropelías y uso de la violencia del régimen; pero ello no quiere decir que dejemos de lucha y persistir hasta alcanzarlo.
Millones de dólares saqueados nos han llevado a la más grave pobreza de la historia. Y hoy por ejemplo Venezuela es el país que consume menos carne de toda la región.
Amado Pueblo venezolano, ¡esto es contigo! Los corruptos se metieron contigo y con tu futuro. No se queden callados porque las mayores desgracias que está viviendo nuestro país son por causa de la corrupción: porque el gobierno se ha robado el dinero.
Unamos nuestras fuerzas y avancemos hacia el ansiado cambio político que nos conduzca a recuperar ese dinero y hacer justicia. Ya empezaron a caer quienes juraban que tenían a Dios agarrado por la chiva. Y la vanidad y la arrogancia los empujó a la cárcel. No permitamos que se olvide que ese dinero es de nuestro Pueblo y para ser invertido en nuestro Pueblo.
¡Que la corrupción no vuelva a ser el eje de la política venezolana!
Ha llegado otro momento de la verdad. Y debe conseguirnos juntos y de frente contra quienes quisieron robarnos sin escrúpulos el futuro. ¡Seguimos!
¡Dios bendiga a nuestra Venezuela!